miércoles, 20 de junio de 2012

ELIZABETH COSTELLO


El último martes de mayo celebramos la también última sesión del curso correspondiente al club de lectura. Fue una reunión intensa y apasionante, motivada por la peculiaridad de la novela elegida cuyo título Elizabet Costello, remite al personaje femenino que articula este singular relato de Coetze, seguramente  uno de los más grandes narradores de nuestro tiempo. 

Al comienzo de la sesión, fueron muchas las voces que comentaron que la novela les había parecido difícil de leer y que no la habían entendido. Acordamos que no era una narración al uso, pues apenas había acción y mucho menos, suspense, ese acicate que nos incita a leer movidos por el deseo de saber qué les pasará a los personajes. Alguien apuntó con acierto que más que novela parecía un ensayo dada la cantidad de temas que planteaba, invitando al lector a reflexionar sobre una diversidad de asuntos que toca  las fibras más sensibles del ser humano. 

A continuación nos dispusimos a penetrar en el interior del libro y a descubrir los tesoros ocultos en las profundidades de  su escritura. Adelantamos que al finalizar la sesión, tras dos horas de intenso debate, nos sentimos deslumbradas tanto  por la obra como por el personaje, y dispuestas a leer o releer  este texto, para empaparnos de su sabiduría y disfrutar del conocimiento y de las sugerencias suscitadas  durante la reunión.

EL PERSONAJE

Para empezar, nos encontramos con un relato que gira alrededor de un personaje femenino de unos 70  años,  Elizabeth Costello, escritora australiana de éxito reconocido, que se encuentra  en esa etapa de la vida en que uno se va distanciando de cosas y personas, y se plantea qué es lo que de verdad importa. Como intelectual de cierto prestigio, la escritora viaja por Estados Unidos, África, visita los países nórdicos como conferenciante de un crucero supuestamente "cultural", y participa en congresos holandeses sobre literatura. Durante su estancia en estos espacios que simbolizan el mundo en sus diversas versiones, encontramos a una mujer mayor, cerca de la vejez, cansada física y emocionalmente, distanciada de los afectos familiares y de las pompas literarias de universidades y otros foros de lucimiento.  

Persona antes que escritora y madre, nos sorprende con su lucidez para enfrentarse a la hipocresía y a la estupidez de los hombres y mujeres que la rodean, pero no la comprenden ni acompañan. Así que un rasgo de EC es su profunda soledad ante el rechazo de aquellos que no aceptan que su comportamiento no se ajuste a los  estereotipos establecidos. Sus hijos temen y se avergüenzan de sus "excentricidades" y no le perdonan que no se haya ajustado al modelo materno en vigencia. Los profesores universitarios que la invitan a sus eventos culturales, le reprochan que sus discursos no aporten mayor gloria y prestigio a sus personas o departamentos. Sus colegas le  echan en cara su falta de interés en conseguir dinero y fama con sus libros y conferencias. En fin, que todos se alejan de ella y ella se aleja de todo y de todos, para desde ese distanciamiento, ofrecer al lector atento la más lúcida radiografía del ser humano y sus miserias. 

Junto a la cruel disección que EC hace de la sociedad y sus costumbres, percibimos el dolor de  un personaje que encarna la proximidad de la vejez y la cercanía de la muerte. Nos conmovemos con sus miedos a ser rechazada o incomprendida, con su inquietud ante el ridículo, con su desconfianza ante las alabanzas ajenas; y sentimos su cansancio vital, la pérdida de salud y energía para enfrentarse a los demás, la conciencia de la inutilidad de la argumentación razonable, dirigida a un mundo que consume como loco  una felicidad rápida, propiciada por el gusto por lo fácil, superficial y aparente. Y a pesar de todo se atreve y se enfrenta, dice su verdad aunque ello le cueste el bienestar de sus días y provoque una oleada de críticas, tanto privadas como públicas. Un personaje femenino, lleno de realismo y sabiduría, que es molesto al resto de personajes y quizás al propio lector, porque va quitando a todo y a todos, velos y máscaras, y nos deja a solas con nosotros mismos, con la esencia de lo que somos. El valor y la sinceridad acompañan en todo momento a EC, hasta la antesala de la muerte, un lugar simbólico, un puente que no puede cruzar porque también allí le es imposible mentir.

LO METALITERARIO

Cuando una novela habla de literatura, como El Quijote, se añade  otra dificultad para el lector poco habituado. Y EC está salpicada de alusiones a la creación y a la historia literarias y especialmente a la novela como testimonio y como género. El libro comienza con una alusión a los dos lados de un puente que bloquea el camino al viajero, metáfora de la escritura y de la vida. El aquí y el allí, como puntos de salida y llegada de una trayectoria tanto literaria como vital, representan  el miedo a comenzar la peligrosa andadura, a caminar consumiendo el tiempo y llenando el blanco de la página. El epílogo alegórico del final de la historia de EC nos sitúa, con la ironía que impregna todo el libro, en un  metafórico fin de la vida, en un mítico preludio del Hades, con sus cancerberos vigilantes de las puertas por las que se accede al mundo de los muertos. Todo es  allí, sórdido y feo, árido y seco, sin luces blancas ni deslumbrantes. Sólo un desierto pedregoso, ligeramente atisbado, como una esperanza que se desvanece. Al otro lado hay más de lo mismo:nada. Ni vida ni literatura - parece querer decirnos EC- son lo que creemos, lo que nos quieren hacer creer los inventores de los viejos bálsamos existenciales. Cuando EC describe el lugar que es la antesala de la muerte, del sublime momento del tránsito al más allá, de pronto es consciente de que la descripción contiene una atmósfera claramente kafkiana. "¡Maldita literatura!" dice EC. Ni siquiera aquí puede desprenderse de ella y sus ficciones. Ah, y no se crean ustedes nada, que esto no es nada más que ficción, una simple novela.

Aunque la obra está llena de alusiones y juicios literarios (sobre el realismo y las vanguardias, la novela africana, los límites del feísmo y la crueldad temáticas) lo que creemos realmente importante es la insistencia en contrastar vida y literatura. "Entre amar y escribir, elijo amar" afirma nuestro fascinante personaje, en una clara valoración de la existencia y las emociones, los afectos. Sólo así se entienden los fragmentos de las dos cartas que cierran el texto, una real y otra ficticia. Veamos que podrían significar:

Hugo Von Hofmannsthal fue un poeta de comienzos del siglo XX, que decidió dejar de escribir en su juventud identificándose con el lord Chandos que comunica a lord Bacon la supremacía de la experiencia vital y directa sobre cualquier otra realidad.
La otra, firmada por la ficcional EC, identificada a su vez con lady Chandos, ruega a Bacon que cure a su marido de cierta hipersensibilidad perceptiva que le hace establecer  contacto con la realidad sin usar palabra alguna. ¿Quiere decir esta lady Chandos, alter ego de EC, que está  tan asombrada por la fuerza de la vida y el "éxtasis" que ese descubrimiento le provoca, que se asusta de esta realidad tan increíble y sobre todo, inefable. Ine-fable: que no puede ser hablada, contada con palabras, es decir convertida en literatura???

Esta es una cuestión que planteamos a nuestras contertulias y sobre la que habría que meditar e... investigar.

LOS GRANDES TEMAS

No podemos comentar con detalle todos los temas de interés que se plantean a los largo de la novela, pues ello nos llevaría a un discurso tan largo como está resultando ya éste en el que nos encontramos sumidos. Así que me limitaré a enumerar algunos, y que sea el lector o  seguramente lectora, quien los busque, analice y comente si lo desea, en este foro o en otros.


  • Las relaciones familiares y los estereotipos humanos.
  • la hipocresía y la falsedad de la imagen que proyectamos.
  • La interesada versión de la "africaneidad" en la novela.
  • El mercantilismo literario.
  • El escepticismo ante el pensamiento "correcto".
  • la literatura, reflejo del mundo?
  • Defensa del subjetivismo creativo.
  • Defensa de los animales y otros seres análogos.
  • Crítica a la presencia del mal o la crueldad en el arte.
  • Defensa de la libertad, crítica de la esclavitud.
  • Crítica de la ignorancia, defensa de la compasión, como forma de compartir, ponerse en el lugar del otro.
  • Relativismo del antropocentrismo occidental.
  • Crítica del conductismo.
  • Análisis de la conciencia y la culpa.
  • Sobre la belleza, el humanismo frente al fanatismo.
  • Sobre el erotismo y los deseos juveniles.
  • Sobre la inmortalidad de los dioses y el hombre como ser mortal.
  • Sobre el dolor de la vejez y la aceptación de la muerte.
  • Sobre las creencias, el amor y el exceso de literatura.
  


En fin, quizás haya aún más, pues esta novela es de las de cabecera, de las que se puede volver a leer una y otra vez y descubrir nuevos universos y nuevas ideas. Da que pensar.
En resumen, que el personaje EC no admite restricciones a la libertad, ni admite ideas sectarias o paños calientes. 

Que en carne viva se expone. Ni con la razón ni con la fe. Con el corazón. 
GB.

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