sábado, 16 de abril de 2011

Donde nadie te encuentre


El pasado 29 de marzo nos reunimos como de costumbre los miembros del club de lectura para cambiar impresiones y comentarios sobre la novela Donde nadie te encuentre, de Alicia Giménez Bartlett, premio Nadal 2011. El debate fue muy animado y apasionado, con la participación activa de casi todos nosotros. Este es el resumen de las conclusiones sobre la novela:
El relato se basa en la vida de un personaje histórico, Teresa Pla Messeguer, conocida entre los maquis como La Pastora, que fue inscrita con nombre de mujer a pesar de sentirse hombre, lo que marcó su vida y su destino. La historia está estructurada en dos partes, que discurren en paralelo a lo largo de la novela, y cuyo argumento corresponde a las dos voces narradoras que configuran el relato:

1) La historia, narrada por una voz omnisciente en tercera persona, del viaje que emprenden por los pueblos y aldeas del Maestrazgo, dos personajes antagónicos: el prestigioso psiquiatra francés y profesor de La Sorbona, Lucien Nourissier, y el amargado periodista español Carlos Infante.

2) la historia de la vida de la Pastora, narrada en primera persona como si fuera una autobiografía.

El grueso del relato recae en la primera narración, mientras que la segunda aporta datos complementarios sobre las peripecias y sufrimientos de la Pastora  y su trayectoria vital, así como su punto de vista sobre su propia existencia y las gentes entre las que vivió. Así que el eje narrativo  principal ordena las aventuradas incursiones de Lucien y Carlos por los áridos y agrestes montes castellonenses, en los que la dureza del paisaje parece una continuación de la cruda vida de sus habitantes, sometidos  a  las privaciones económicas, políticas y morales derivadas de la dictadura franquista.

Lo que más llamó la atención de los tertulianos fue el contraste  entre los rasgos y vida de los dos personajes principales, ambos protagonistas. Mientras Lucien se presenta como un hombre de clase burguesa, perteneciente a la élite intelectual francesa donde vive su profesión con éxito y goza de una estable y feliz vida familiar, Carlos aparece como un hombre solitario, escritor frustrado,  periodista cínico y amargado por las miserables circunstancias de la posguerra española.

Lucien es una persona esencialmente intelectual, que viene a España para estudiar un personaje  del mismo modo que analiza a sus pacientes en su consulta parisina, movido por un interés puramente académico y teórico, y que se plantea su viaje español como un paseo dirigido a comprender la patología de La Pastora e incorporar sus investigaciones a su amplio currículo. Ese idealismo y el hecho de haber tenido una vida fácil donde todo se le ha dado trillado, le convierten en un hombre ingenuo que está bastante en las nubes y se sorprende continuamente ante la pobre y opresiva vida de los payeses y habitantes de los pueblos por los que pasan.

Carlos, por el contrario se compromete a orientar y guiar a su acompañante francés motivado exclusivamnete por intereses económicos. Es un hombre de escasos recursos, un superviviente de una gran tragedia bélica, un marginado político, un fracasado profesional y social. La difícil vida que ha llevado le hacen mirar a su compañero de viaje con una actitud orgullosa y displicente,  impregnada de sorna y sarcástico escepticismo, lo que provoca no pocos enfrentamientos entre los dos personajes,  que se desprecian mutuamente con desconfianza y antipatía.

La tensión narrativa se mantiene alta desde el comienzo del relato y se extiende casi hasta el final, sustentada en la posición antitética de los dos personajes. Sin embargo, también se produce una transformación paulatina de ambos, tanto en lo que respecta a la opinión que uno tiene del otro, como en lo relativo al mundo que les rodea y las circunstancias, que les hacen cambiar el rumbo de sus motivaciones iniciales. La novela trasciende la oposición de las dos personalidades, para plantear al lector las enormes diferencias entre dos culturas, dos formas de ser y de pensar, como eran en aquellos años las que separaban a España de Francia y de Europa en general.

En el debate surgió el tema de la  justificación moral de La Pastora, pues si bien es cierto que la vida la maltrató hasta extremos imposibles y en ese sentido se la puede considerar víctima de sus particulares circunstancias, otras opiniones nos llamaron la atención sobre la crueldad de sus acciones con los maquis, y en ese sentido también fue verdugo para los que se le enfrentaron. La discusión quedó abierta a nuevas consideraciones y a la espera de reflexiones futuras.

En lo que sí hubo unanimidad fue en la valoración global de la novela, que consideramos bastante mediocre, aunque amena y fácil de leer. La voz narradora de la Pastora nos pareció bastante inverosímil y su tono  poco adecuado a la cultura y rasgos del personaje. En cuanto a la otra parte de la historia, la omnisciencia de la voz narradora se manifiesta en excesivas explicaciones sobre  aspectos psicológicos de los personajes, lo que evidencia sus carencias como criaturas de ficción, es decir, su falta de definición mediante  la acción o los diálogos.

El hecho de  haber leído recientemente Cinco horas con Mario y de haber conocido lo que es una voz  como la del personaje de Carmen y su caótico discurso, capaz de trasladar al lector a  su singular y absolutamente creíble universo, nos hizo apreciar aún más la obra del maestro Delibes y su genio narrador. También comentamos el descenso cualitativo de los Nadal, que tantas y tan prestigiosas novelas han dado a la literatura española. Como se ve, opinar es gratis, así que ánimo. GB.

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