El último martes de mayo celebramos la también
última sesión del curso correspondiente al club de lectura. Fue una
reunión intensa y apasionante, motivada por la peculiaridad de la novela
elegida cuyo título Elizabet Costello, remite al personaje femenino que articula este singular relato
de Coetze, seguramente uno de los más grandes narradores de nuestro
tiempo.
Al comienzo de la sesión, fueron muchas las
voces que comentaron que la novela les había parecido difícil de leer y que no
la habían entendido. Acordamos que no era una narración al uso, pues apenas
había acción y mucho menos, suspense, ese acicate que nos incita a leer movidos
por el deseo de saber qué les pasará a los personajes. Alguien apuntó con
acierto que más que novela parecía un ensayo dada la cantidad de temas que
planteaba, invitando al lector a reflexionar sobre una diversidad de asuntos
que toca las fibras más sensibles del ser humano.
A continuación nos dispusimos a penetrar en el
interior del libro y a descubrir los tesoros ocultos en las profundidades de
su escritura. Adelantamos que al finalizar la sesión, tras dos horas de
intenso debate, nos sentimos deslumbradas tanto por la obra como por el
personaje, y dispuestas a leer o releer este texto, para empaparnos de su
sabiduría y disfrutar del conocimiento y de las sugerencias suscitadas
durante la reunión.
EL PERSONAJE
Para empezar, nos encontramos con un relato que
gira alrededor de un personaje femenino de unos 70 años, Elizabeth
Costello, escritora australiana de éxito reconocido, que se encuentra en
esa etapa de la vida en que uno se va distanciando de cosas y personas, y se
plantea qué es lo que de verdad importa. Como intelectual de cierto prestigio,
la escritora viaja por Estados Unidos, África, visita los países nórdicos como
conferenciante de un crucero supuestamente "cultural", y participa en
congresos holandeses sobre literatura. Durante su estancia en estos espacios
que simbolizan el mundo en sus diversas versiones, encontramos a una mujer
mayor, cerca de la vejez, cansada física y emocionalmente, distanciada de los
afectos familiares y de las pompas literarias de universidades y otros foros de
lucimiento.
Persona antes que escritora y madre, nos
sorprende con su lucidez para enfrentarse a la hipocresía y a la estupidez de
los hombres y mujeres que la rodean, pero no la comprenden ni acompañan. Así
que un rasgo de EC es su profunda soledad ante el rechazo de aquellos que no
aceptan que su comportamiento no se ajuste a los estereotipos
establecidos. Sus hijos temen y se avergüenzan de sus
"excentricidades" y no le perdonan que no se haya ajustado al modelo
materno en vigencia. Los profesores universitarios que la invitan a sus eventos
culturales, le reprochan que sus discursos no aporten mayor gloria y prestigio
a sus personas o departamentos. Sus colegas le echan en cara su falta de
interés en conseguir dinero y fama con sus libros y conferencias. En fin, que
todos se alejan de ella y ella se aleja de todo y de todos, para desde ese
distanciamiento, ofrecer al lector atento la más lúcida radiografía del ser
humano y sus miserias.
Junto a la cruel disección que EC hace de la
sociedad y sus costumbres, percibimos el dolor de un personaje que
encarna la proximidad de la vejez y la cercanía de la muerte. Nos conmovemos
con sus miedos a ser rechazada o incomprendida, con su inquietud ante el
ridículo, con su desconfianza ante las alabanzas ajenas; y sentimos su
cansancio vital, la pérdida de salud y energía para enfrentarse a los demás, la
conciencia de la inutilidad de la argumentación razonable, dirigida a un mundo
que consume como loco una felicidad rápida, propiciada por el gusto por
lo fácil, superficial y aparente. Y a pesar de todo se atreve y se enfrenta,
dice su verdad aunque ello le cueste el bienestar de sus días y provoque una
oleada de críticas, tanto privadas como públicas. Un personaje femenino, lleno
de realismo y sabiduría, que es molesto al resto de personajes y quizás al
propio lector, porque va quitando a todo y a todos, velos y máscaras, y nos
deja a solas con nosotros mismos, con la esencia de lo que somos. El valor y la
sinceridad acompañan en todo momento a EC, hasta la antesala de la muerte, un
lugar simbólico, un puente que no puede cruzar porque también allí le es
imposible mentir.
LO METALITERARIO
Cuando una novela habla de literatura, como El
Quijote, se añade otra dificultad para el lector poco habituado. Y EC
está salpicada de alusiones a la creación y a la historia literarias y
especialmente a la novela como testimonio y como género. El libro comienza con
una alusión a los dos lados de un puente que bloquea el camino al viajero,
metáfora de la escritura y de la vida. El aquí y el allí, como
puntos de salida y llegada de una trayectoria tanto literaria como vital,
representan el miedo a comenzar la peligrosa andadura, a caminar
consumiendo el tiempo y llenando el blanco de la página. El epílogo
alegórico del final de la historia de EC nos sitúa, con la ironía que impregna
todo el libro, en un metafórico fin de la vida, en un mítico preludio del
Hades, con sus cancerberos vigilantes de las puertas por las que se accede al
mundo de los muertos. Todo es allí, sórdido y feo, árido y seco, sin
luces blancas ni deslumbrantes. Sólo un desierto pedregoso, ligeramente
atisbado, como una esperanza que se desvanece. Al otro lado hay más de lo
mismo:nada. Ni vida ni literatura - parece querer decirnos EC- son lo que
creemos, lo que nos quieren hacer creer los inventores de los viejos bálsamos
existenciales. Cuando EC describe el lugar que es la antesala de la muerte, del
sublime momento del tránsito al más allá, de pronto es consciente de que la
descripción contiene una atmósfera claramente kafkiana. "¡Maldita
literatura!" dice EC. Ni siquiera aquí puede desprenderse de ella y sus
ficciones. Ah, y no se crean ustedes nada, que esto no es nada más que ficción,
una simple novela.
Aunque la obra está llena de alusiones y juicios
literarios (sobre el realismo y las vanguardias, la novela africana, los
límites del feísmo y la crueldad temáticas) lo que creemos realmente importante
es la insistencia en contrastar vida y literatura. "Entre amar y escribir,
elijo amar" afirma nuestro fascinante personaje, en una clara valoración
de la existencia y las emociones, los afectos. Sólo así se entienden los
fragmentos de las dos cartas que cierran el texto, una real y otra ficticia.
Veamos que podrían significar:
Hugo Von Hofmannsthal fue un poeta de comienzos
del siglo XX, que decidió dejar de escribir en su juventud identificándose con
el lord Chandos que comunica a lord Bacon la supremacía de la experiencia vital
y directa sobre cualquier otra realidad.
La otra, firmada por la ficcional EC,
identificada a su vez con lady Chandos, ruega a Bacon que cure a su marido de
cierta hipersensibilidad perceptiva que le hace establecer contacto con
la realidad sin usar palabra alguna. ¿Quiere decir esta lady Chandos, alter ego de EC, que está tan asombrada por la fuerza de la vida y el
"éxtasis" que ese descubrimiento le provoca, que se asusta de esta
realidad tan increíble y sobre todo, inefable. Ine-fable: que no
puede ser hablada, contada con palabras, es decir convertida en literatura???
Esta es una cuestión que planteamos a nuestras
contertulias y sobre la que habría que meditar e... investigar.
LOS
GRANDES TEMAS
No podemos comentar con detalle todos los temas
de interés que se plantean a los largo de la novela, pues ello nos llevaría a
un discurso tan largo como está resultando ya éste en el que nos encontramos
sumidos. Así que me limitaré a enumerar algunos, y que sea el lector o
seguramente lectora, quien los busque, analice y comente si lo desea, en
este foro o en otros.
- Las
relaciones familiares y los estereotipos humanos.
- la
hipocresía y la falsedad de la imagen que proyectamos.
- La
interesada versión de la "africaneidad" en la novela.
- El
mercantilismo literario.
- El
escepticismo ante el pensamiento "correcto".
- la
literatura, reflejo del mundo?
- Defensa
del subjetivismo creativo.
- Defensa
de los animales y otros seres análogos.
- Crítica
a la presencia del mal o la crueldad en el arte.
- Defensa
de la libertad, crítica de la esclavitud.
- Crítica
de la ignorancia, defensa de la compasión, como forma de compartir,
ponerse en el lugar del otro.
- Relativismo
del antropocentrismo occidental.
- Análisis
de la conciencia y la culpa.
- Sobre
la belleza, el humanismo frente al fanatismo.
- Sobre
el erotismo y los deseos juveniles.
- Sobre
la inmortalidad de los dioses y el hombre como ser mortal.
- Sobre
el dolor de la vejez y la aceptación de la muerte.
- Sobre
las creencias, el amor y el exceso de literatura.
En fin, quizás haya aún más, pues esta novela es
de las de cabecera, de las que se puede volver a leer una y otra vez y
descubrir nuevos universos y nuevas ideas. Da que pensar.
En resumen, que el personaje EC no admite
restricciones a la libertad, ni admite ideas sectarias o paños calientes.
Que en carne viva se expone. Ni con la razón ni
con la fe. Con el corazón.
GB.