miércoles, 29 de abril de 2020

La primera mano que sostuvo la mía - Comentarios



COMENTARIOS CONFINADOS

Mª Amparo Campos Nave:
LA PRIMERA MANO QUE SOSTUVO LA MÍA
"Olvidamos porque es preciso"

Este libro habla de una joven que decide abandonar su pueblo, el campo,  y prefiere vivir en la ciudad de Londres.

Y por otro lado, habla de la vida de un matrimonio joven que sufren las consecuencias psicológicas de haber tenido su primer hijo.

Es una madeja narrativa dónde todo se va conectando, dando saltos hacia atrás, hacia el pasado, mezclándose y dándonos a conocer poco a poco una historia, sorprendente, a veces con humor, de personas luchadoras, rencorosas. Personas que buscan saber algo más sobre quiénes son, sobre su pasado...
Me ha encantado la historia.

“Me olvidé de ti para poder vivir.
Hoy entiendo al fin, que yo no soy yo, sin recordarte.
Olvido al fin la idea de olvidarme de ti, hoy te recuerdo más que nunca.”


 Lola Galbis:
La primera mano que sostuvo la mía, Maggie O´Farrell
Lo que mejor puede definir  esta novela de la irlandesa Maggie O’Farrel son las palabras de Rachel Cusk  del final del libro :
       “La maternidad, tal y como se entiende
        es una especie de jungla  a través de la cual se abre camino cada mujer,
        en parte mártir, en parte pionera,
        una peripecia  de la que algunas mujeres sacan sentimientos de heroísmo ,
        mientras que otras lo viven como un exilio del mundo que conocían .”
Una narración ligera que entremezcla dos tiempos, dos espacios y dos mujeres con comportamientos distintos ante un mismo suceso: su maternidad. Junto a ellas el hombre, enfrentado a esta situación nueva para él, con comportamientos unos egoístas,  otros inhábiles, temerosos llegando  incluso a la paranoia. En medio, dos mundos, dos épocas  con personajes fuertemente construidos: Innes Kent, Felix, Ted, Robert, y dos entornos distintos  interrelacionados con el arte y la cultura en general, que un narrador invisible va presentando al tiempo que nos sorprende con pequeños fogonazos, que son como feedback que nos llevan al núcleo de la obra, donde los cuadros de pintores famosos juegan un importante papel.
Es una magnífica novela  que si alguno de nuestro  jóvenes directores o los ya consolidados como David Trueba o Alejandro Amenábar  llevaran al cine se podría titular “Dame la mano“

Mariela Insa:
Buenos días compañeros/as en el confinamiento!

La primera mano que sostuvo la mía, la novela de Maggie O'Farrell narra la vida de dos mujeres separadas por varias décadas entrelazando sus vidas en las que la maternidad, el amor, el arte, la traición...establecen paralelismos entre ellas.

La primera parte  los protagonistas principales  son Lexie Sinclair e Innes Kent. Lexie huye de su familia y del campo a Londres donde Innes la introducirá en un mundo bohemio y empezará una nueva vida. Ambos personaje son fuertes, con empuje, saben lo que quieren. Me ha atrapado especialmente Lexie por su busqueda de ¿ideales? y falta de convencionalismos.
Se convierte en una mujer fuerte, independiente y culta.

Años más tarde en época actual Elina tras un parto difícil que le trastoca la vida comparte con su pareja Ted el nacimiento de su hijo. Ella se va reponiendo y afronta la situación. Ted se va encerrando en sí mismo y empieza a recordar su infancia.

La maternidad la siguen llevando adelante las mujeres.

La autora mantiene la tensión hasta el final, atrapa, narra emociones y sentimientos de forma atractiva.

Un abrazo con la esperanza de veros pronto

Una pregunta final ¿ La primera mano...es la que le proporciona Innes a Lexie o es la de las madres con sus hijos? Me inclino por la segunda


José Luis Vicens:
Tras leer todos los comentarios en los que, en lo fundamental estamos bastante de acuerdo, observo esa puntualización que hacéis varias de vosotras sobre la importancia del arte en esta novela. Y me he dado cuenta de que efectivamente lo tiene, no solo por su papel en la resolución del enigma (el cuadro que se asoma en el armario) sino porque todas las profesiones de los protagonistas principales están de una manera u otra vinculados a él, ya sea en pintura, literatura –incluyo el periodismo-  o cine. Me pregunto si la autora los hubiera dedicado a otros trabajos, qué tipo de novela le habría salido. Seguramente ni la misma ni mejor.
Por otro lado, respecto a esa pregunta de Mariela acerca de a qué mano se refiere el título, yo también me inclino por la segunda opción, en concreto creo que si el título lo escucháramos en boca de su emisor, éste sería Ted, y la mano sería la de Lexie. Pero es una suposición y no tiene por qué coincidir con otras, ni siquiera con la de Maggie O’Farrell.
Espero que todas/todos estéis bien.
Un abrazo.

 Concha Vila Úbeda:
Hola amigos y amigas del Club de Lectura:
Estoy muy de acuerdo en todos los comentarios y opiniones que se han escrito del libro: La primera mano que sostuvo la mía y de su autora Maggie O´Farrell. He pasado muy buenos ratos del confinamiento leyendo esta obra.  Me ha encantado porque "me creía" lo que leía... Únicamente añadir que, desde mi punto de vista, la traducción de Concha Cardeñoso ha estado a la altura. Un abrazo y ojalá nos veamos pronto.


Luisa Castillo:
Me ha gustado mucho leer vuestras impresiones y el esquema de Antonio. Creo que ya lo habéis dicho todo. A mí la novela también me ha gustado mucho y me ha transportado a una época llena de cambios y de sueños y confianza en poder construir un mundo mejor.  Me refiero a los últimos años 50 y a los 60, cuando todo parecía posible social e individualmente.
Solo me gustaría añadir un tema a los que Antonio menciona: el coraje de vivir, la pasión y las ganas de beberse la vida que, a mi modo de ver, transpira Lexie por todos sus poros. Desde el momento en que decide abandonar la casa familiar hasta cuándo se va, acompañada de su bebé, a hacer una difícil entrevista, o cuando establece una particular e inusual relación con un hombre al que ve dos veces al año. Precisamente es durante su último encuentro junto al mar cuando Lexie pierde la vida.  
Sin duda Lexie Sinclair es el personaje más atractivo e interesante de la novela y el nexo entre todos los demás, aunque por diferentes causas. Y en justa correspondencia, Lexie solo siente pasión y amor por otro personaje de breve pero intensa e inolvidable presencia en la novela: Innes Kent. Félix solo es el padre de Theo (Ted) y quien, incapaz de aprender gran cosa en su vida, decide hacer lo imposible: borrar la memoria de una madre en su hijo.
Un abrazo virtual. 

Alicia Corell:
Hola a tod@s:

En primer lugar, deseo que estéis todos bien.
Yo no creo poder añadir mucho a todo lo dicho, solo añadiré algo personal.
Cuando fui madre de mi primer hijo a los 26 años, creía que me iba a encontrar maravillosamente con mi bebe y la verdad es que los primeros meses fueron bastante duros, el encontrarte mal físicamente, dormir poco, no saber muy bien que le pasa a tu hijo…etc. Todo esto hace que psicológicamente tampoco estés bien y en esta novela me ha sorprendido ver el realismo con que la autora trata el tema. Describe la situación anímica de los personajes como si tuviera un bisturí, lo que piensan, lo que sienten, lo que se les olvida.

También me ha gustado mucho, cuando empieza haciendo una descripción del espacio y dice: “Y entonces, como si esto fuera un decorado teatral y el público aguardara a oscuras, se oyen unas voces…” Pag.14 

Me llamo la atención el comentario del padre de Lexie cuando se va a Londres: “No pierdas más el tiempo estudiando, porque los estudios hacen antipáticas a las mujeres” Pág. 57. Normal que una mujer tan vital como ella quisiera huir de aquella casa y aquella familia y cuando lo hace es para nunca volver.

Para mí ha sido un placer descubrir a esta autora. Saludos.

 
Gloria Benito:

Y ahora me gustaría plantearos alguna cuestión más que, según mi opinión, habría que explorar:
1.   Si comparamos esta novela con otras de la autora (La extraña desaparición de Esme Lennox, Instrucciones para una ola de calor) parece ser que todos hemos tenido la sensación de haber leído una novela dulce, que nos deja buen sabor de boca.
¿A qué creéis que se debe? Una pista: ¿qué personajes están más caricaturizados?
Y una cita: 

"Félix coge la postal de manos de Ted y se la entrega a Margot.
-Lo sabe- le dice, y se pone a su lado, o mejor dicho, se alinea con ella y sigue fumando como si estuvieran haciendo cola, esperando el autobús, quizá, como si no la conociera de nada y viajaran en la misma dirección por casualidad". 

2. También habéis mencionado la omnisciencia y distancia de la voz narradora, que controla absolutamente el relato. ¿Cómo lo hace? ¿Qué trucos usa? ¿Va dejando indicios a lo largo del relato? ¿Dosifica la información, lo que deben saber los personajes y el lector? ¿Cómo mantiene la tensión y el ritmo narrativo y qué enigmas y anticipaciones va sembrando en el relato?

Algunas pistas: Al llegar a su cuarto cochambroso, recién llegada a Londres, Lexie hace o siente lo siguiente: abre la ventana y mira afuera, las sábanas que trae de su casa huelen a lavanda, compra una tabla... y  dos citas de las que se pueden deducir  algunas cosas y valorar la capacidad de síntesis de la autora, pues ¿cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras? Ambas citas se pueden relacionar con la cuestión 1.

"En mi opinión -dijo Hannah aplastando el cigarrillo en el alféizar-, habría sido más práctico que te compraras cacharros de cocina.
Lexie sonrió y se estiró para bajar las cortinas.
-A lo mejor."

"Su madre le dio dos consejos cuando se fue a Londres. 1. Busca trabajo de secretaria en una casa importante y próspera que te ponga "a tiro de la clase de hombre que te conviene". 2. No te quedes nunca con un hombre en una habitación en la que haya una cama.
Su padre le dijo: "No pierdas el tiempo estudiando, porque los estudios hacen antipáticas a las mujeres".
Sus hermanos le dijeron: "Que no se te olvide ir a ver a la Reina"
Su tía, que había vivido en Londres en los años veinte, le dijo que no cogiera el metro (estaba sucio y no había más que individuos indeseables), que nunca entrara en un café (porque estaban llenos de gérmenes), que llevara siempre faja y un paraguas y que no pisara el Soho."  

3. También habéis mencionado la escena en que Ted rebobina la cinta en que trabaja como alusión a la influencia del cine. ¿Y qué os sugiere ese  hombre al borde del abismo, cuya caída al vacío depende del que manipula la peli? 
¿Esto del rebobinado aparece otras veces? ¿Tiene qué ver con la estructura de la novela y su manejo del tiempo? ¿En qué otras escenas se  observa la influencia cinematográfica?


4. ¿A alguien le ha llamado la atención las diferencias entre los personajes masculinos y los femeninos? ¿Nos lo podría explicar? ¿Tiene algo que ver con el estilo y/o la intención de la autora?
                   

José Luis Vicent Marín:
 
Hola a tod@s:
Me voy a pronunciar acerca de las cuestiones 2 y 3 que plantea Gloria aunque es muy posible que me repita cosas que ya plasmé en mi primera intervención.. Uff, a mi mente ya le cuesta abrirse a mucho más. 

Cuestión-2:
Lo de la omnisciencia me parece bastante nítido, de hecho, en otras muchas obras que hemos leído, a mí me cuesta bastante detectarlo y en esta no. Creo que todos los interrogantes pueden responderse con el tercero (o es que así me los ahorro por pura ignorancia): la dosificación de la información, adjudicada en distinta medida a los personajes y al lector, es el truco para conseguir la tensión y el ritmo, ayudado sin duda por esa narración en presente que obliga a no percibir las cosas hasta el momento en que se ven, salvo las anticipaciones que nos brinda ocasionalmente la voz narradora. Seguramente pecaré de simplista pero no soy capaz de verlo de otra forma. Debo añadir que puesto que uno de los objetivos de la obra (supongo) es dotarla de cierto misterio, esa condición de que solo la voz narradora se toma la libertad de conocerlo todo dejando lo que le interesa para el resto, es fundamental. Los nombres de Ted y Theo ya transmiten mucho, no sé si demasiado pronto. Tal vez la intención fue poner al lector sobre la pista y al no haber otra forma posible de conectar ambos nombres sin evidenciar que podían ser el mismo, se limitó a ir dejando migas, rastros cada vez más significativos hasta la conclusión que no hicieron más que confirmar lo que el lector ya adivinó antes.
En cuanto a las citas, todas ellas reflejan que las personas que rodean a Lexie hasta el momento de la partida (como su familia que luego queda absolutamente silenciada quizá para ratificar la posición de Lexie en cuanto a la ruptura con su vida anterior) tienen un futuro preparado para ella, un futuro que es justamente el que ella no quiere, luchando justamente por el opuesto que ni siquiera su vecina Hannah atisba como posible: el de la libertad y la voluntad decidida de no someterse a nada ni nadie que ella no desee, rompiendo así con los estereotipos de la época, especialmente el machismo (y por tanto el papel de la mujer), los peligros que conlleva para una muchacha como ella llegar a una gran ciudad, las zancadillas que le esperan y los obstáculos que deberá salvar para cumplir su objetivo. 
Cuestión-3
Pienso que el hombre al borde del abismo es un reflejo del propio Ted. Dado que es incapaz de manejar su propia vida, se siente un Dios manejando la de otro, un ser anónimo e irreal del que sí puede decidir su futuro permitiendo o impidiendo que salte al vacío. Ese rebobinado tiene mucho que ver con su propia vida y con sus deslumbres que siempre retroceden en busca de un pasado que se presenta borroso y necesita desvelar (como una cinta velada que hay que reparar).
Por otro lado, hay una escena entre Innes y Lexie descrita literalmente de ese modo (así lo dice la voz narradora: “hay que rebobinar un poco la película”), y aunque veo más la originalidad que la necesidad, sí demuestra, quizá, el interés de la narración en realizar pequeños o grandes saltos temporales a fin de homogeneizar un poco más el diseño de la obra que, efectivamente, en general es llevada como si el lector viera a través de la cámara pegada en la frente del personaje protagonista de cada secuencia. 

Creo que de la obra no tengo mucho más que añadir (solo creo, siempre creo, nunca aseguro), pero hacia vosotros/as sí: desearos lo mejor en esta extraña etapa de nuestra existencia.
 

Fina Peña 

Después de los comentarios que han hecho algunos compañeros, no tengo nada importante que comentar.
La novela me ha gustado mucho, la narración en sí, el tratamiento de los personajes y sobre todo la trama que te lleva a querer averiguar qué es lo que une a las dos historias.

Gracias Gloria, Antonio, José Luis,  Concha y todas las que habéis enviado vuestros comentarios.

Un abrazo,

La primera mano que sostuvo la mía - Comentario


Maggie O´Farrell, La primera mano que sostuvo la mía
 Estamos ante un relato que articula dos historias, dos épocas, dos parejas en  un proceso de transformación y crecimiento. Una estructura narrativa dinámica y amena alberga los conflictos vitales donde ser madre, padre, hijo o hija condiciona la búsqueda de la propia identidad. Los años 50 y los 2000 encuadran las vidas de Lexie y Elina, respectivamente, dos mujeres distintas en su circunstancia personal pero similares en fuerza y energía. La primera representa el esfuerzo de una generación impulsada hacia la conquista de nuevos horizontes personales y profesionales, que anticipó la victoria hippie como respuesta a la moral burguesa de las décadas anteriores. En la novela, esta moral es transmitida por las “gentes de buenas costumbres” como los padres y familias de los/las protagonistas, la señora Collins o la visitante social que irrumpe en la casa de una trastornada Elina. Todas  ellas,  aparecen como reducidas y esquemáticas caricaturas destinadas a concitar la antipatía del lector. 
En  Lexie, joven rebelde, tozuda y llena de sueños, se encarna la  lucha por ser independiente y libre en el mundo de la bohemia y el periodismo londinenses, donde se introduce de la mano de Innes, su potencial pareja. Desde el comienzo de su periplo, la omnisciencia de la voz narradora va depositando indicios  sobre la firmeza y constancia de este personaje para conseguir sus objetivos. El gesto de abrir la ventana de  su primer y mísero alojamiento  y extender, mientras se suelta la melena, la mirada  hacia los tejados de la ciudad refleja un deseo juvenil e ingenuo por dominar el mundo. Del mismo modo, el hecho de comprar un tablero-escritorio en vez de enseres domésticos, como le sugiere su amiga Hannah, anticipa una historia de ilusiones, de encuentros, de logros. Estos actos  de Lexie la predisponen para conquistar el mundo y forjarse una profesión relacionada con  la máquina de escribir, dejando en el camino el rol de esposa y ama de casa. El olor a lavanda de las sábanas de su madre insinúa su solitaria orfandad. Como lectores asistimos al proceso de formación de un personaje complejo, lleno de retos, posibilidades y matices:
Mírala, ahí en la acera (apela al lector la voz narradora). No parece la misma que la de la habitación de Innes, la que llevaba puesta una camisa a rayas. No parece la misma Alexandra del vestido azul y la pañoleta amarilla que estaba sentada en el tocón en el jardín de sus padres. Se reencarnará muchas veces en su vida. Está hecha de múltiples Lexies y Alexandras, encajadas unas en otras como las muñecas rusas
Con estas palabras, la empatía de la narradora por Lexie la sitúa como heroína de una historia de la que parten los hilos que hilvanan las vidas del resto de personajes, conformando la urdimbre narrativa  que conecta la vida de Lexie con la de Innes,  Margot,  Félix ,  Ted o Theo, y la de él  con la de Elina, su pareja. 
En este tapiz, Lexie es el nudo que origina y resuelve los conflictos. Su épica muerte es el desencadenante del desasosiego de Ted, cuya amnesia remite al vacío de una infancia que le ha hurtado su identidad, ya que la realidad se crea en la imaginación a partir del recuerdo.  Recobrar la infancia perdida  le permite  reconocerse y comenzar a curarse las heridas. En su doloroso proceso  de recuperación, sus síntomas funcionan como enigma que mantiene la tensión narrativa de la historia y atrapa la atención del lector que, en estos momentos, sabe tan poco como los personajes. Como advertía la voz narradora, una última y definitiva Lexie emerge desde el pasado para modificar el presente de  sus allegados. Como no podía ser de otro modo, su resurrección se manifiesta a través de los artículos que  escribió y que Elina  rescata de la Hemeroteca.  Lexie es, más que nunca, un personaje hecho de palabras, de historias contadas, como si su esencia vital, su huella espiritual, se hubiera creado y nutrido del lenguaje.
Mensajes metaliterarios aparte, la unión de los dos tiempos, pasado y presente se consuma en la acción diferida de este personaje que salta desde el olvido para ordenar el caos, restablecer la verdad e impartir justicia para los malvados. Gloria, Margot y Felix son los antagonistas mentirosos que no pueden sobrevivir a la codicia, egoísmo y falsedad que ha regido sus vidas.  Con su derrota, el Bien triunfa sobre el Mal, y aunque esta parte, la del final feliz, sea la más tópica de la novela, el lector no  puede sino congratularse por la sensación de bienestar y dulce sabor con que cierra la última página sabiendo que sus amados  personajes están a salvo.  Que no están los tiempos para otra cosa, como dice un amigo.
Es ésta una novela de personajes femeninos bien perfilados, que abren su interior sentimental y emocional al lector mostrando su intimidad junto  a una sutil y aguda percepción de sí mismas y de su entorno. Aunque la distancia de la tercera persona narradora se mantiene en todo el relato, ésta  se adentra en el universo femenino con tal sutileza que el lector tiene la sensación de estar contemplando el mundo desde la mirada de Lexie y Elina. Con una técnica descriptiva muy cinematográfica y la apariencia de una cámara subjetiva vemos desfilar los ambientes pintorescos y bohemios del Soho desde la perspectiva intimista y sensitiva de Lexie, confusa y ensimismada mientras va al encuentro de Innes; vemos las sombras en claroscuro de los pubs y el aliento neblinoso y nocturno de las calles ; vemos el dolor por la muerte del amado, su pobreza ensimismada y  la lucha por la vida; vemos su embarazo y el nacimiento de Theo como un complemento gozoso para tomar las riendas de una vida audaz, abierta y autónoma, con las heridas de la pérdida de Innes  a la espalda y la soledad como elección vital. Las  reiteradas negaciones de todo aquello que perderá con la muerte inevitable, componen una de las secuencias más conmovedoras de la novela:
No estaría con él cuando le rompieran el corazón por primera vez, ni la primera vez que condujera un coche, ni cuando saliera solo al mundo, ni cunado viera por primera vez lo que iba a hacer, cómo iba a vivir, con quién y dónde. No estaría con él para quitarle la arena de los zapatos cuando saliera de la playa. No lo volvería a ver.”
Esta enumeración refleja muy bien la acumulación de pensamientos en el instante de un trauma como el fin inminente.
Elina es también un personaje fuerte y decidido, a su manera sensitiva de artista. El estupor y aturdimiento iniciales asociados a su enigmática amnesia dan paso a un personaje que se va mostrando paulatinamente como alguien  complejo en su papel de madre, compañera y persona independiente. Con una delicada percepción de los estímulos sensoriales se descubre a sí misma como madre por el olor de su ropa; siente con intenso estremecimiento el lenguaje corporal de su hijo como síntoma de una mutua fusión casi telúrica; el sudor, el calor del bebé y sus pálpitos digestivos, el matiz de la luz, las texturas, las líneas y los colores, todo ello habita en el  espacio interior de Elina.  Cuando recupera fuerzas se muestra como una persona llena de energía y deseos de vivir la existencia plena a la que tiene derecho. En su momento, se enfrentará con decisión al doloroso conflicto de Ted, en contraste con  la actitud huidiza y evasiva de aquel.
Los personajes masculinos ocupan un lugar secundario en el relato pues su perfil es más difuso y su proceso menos dinámico. Innes, seductor, sexy, bohemio, gran conversador y amante del arte, cobra sentido cuando es herido de amor por la angélica visión de aquella Alexandra que arrancaba margaritas con los dedos del pie. Es su pasión por ella la que lo crea y transforma. Ted, herido por un pasado sin memoria y el trauma de haber sentido muy cerca la muerte de su mujer, se muestra incapaz de salir de su confusión y aturdimiento. Se pierde en el agitado itinerario de búsqueda de sí mismo y debe ser rescatado, aunque, como personaje contradictorio, Ted revela su ternura en la contemplación de su amada dormida en una descripción que recuerda la poética sensualidad de algunos versos de Vicente Aleixandre:
Mira el triángulo que forman las venas en la muñeca, la fina red violácea de los párpados, los trazos azules que le recorren la mejilla, la telaraña de vasos sanguíneos en la curva del empeine.”
 Mientras los personajes femeninos se muestran en su proceso transformador llenos de detalles y matices, los masculinos aparecen como posibilidad de ser, como potenciales individuos cuya existencia depende de ellas.
Los engaños y miserias de un pasado que determina el presente son finalmente desvelados como desenlace de la historia y como mensaje principal de la novela: nada sucede por casualidad, todo tiene una causa en esta narración donde la continuidad de la acción establece la estructura fragmentaria del tiempo del discurso, que confluye en un presente esperanzador.  Asimismo los espacios y los objetos adquieren una cualidad simbólica que opera además como unión entre los distintos episodios, al modo de las transiciones cinematográficas. Las baldosas rotas del vestíbulo de la casa donde viven, como usurpadores, Margot y Félix simboliza la huella de un pasado fracturado e imborrable,  proyectado hacia el presente como la ficha de dominó que pone en movimiento una cadena imparable de acontecimientos.
El desván de la casa de Ted y el café The Lagoon son espacios que permiten el tránsito entre las dos épocas. La minuciosa imagen del café vacío de gente e impregnado de ruidos y sensaciones deviene en personaje testimonial de las historias. Faulkner, Dos Passos, Cela y el cine son sus antecedentes.
Los objetos, paisajes ruidos y colores actúan como detonadores en la memoria de Ted. La voz narradora los dosifica para incrementar la tensión narrativa y  dar cabida al enigma.  Una vez fue la nieve; otra, el tacto de la seda, el color rojo, el hombre atisbado desde la ventana, el sonido de unas voces, una calle y su arbolado, una determinada luz…, grageas de chocolate, un hombre y una mujer. Todo ello se acumula en la mente de Ted como un laberíntico camino lleno de  misterios que deben ser descifrados:
Es, se dice, como ponerse unas gafas de bucear y descubrir bajo el agua otro mundo que, al parecer, siempre ha estado ahí, bajo la superficie lisa e  inescrutable, sin que uno se hubiera dado cuenta. Un mundo palpitante de vida, seres, significado”
Curiosamente, este párrafo  podría aplicarse a la lectura, un proceso de descubrimiento —esto que hacemos— al indagar en las profundidades de un libro desde la superficie del lenguaje.
La continuidad de los hechos se impone como prueba del talento de la autora y del estilo de esta novela.  Sus partes están tan bien cosidas como en los buenos guiones que sustentan los relatos cohesionando su forma y dando coherencia al sentido.
 La presencia del cine en esta historia de hijos sin infancia y madres en formación no sólo se encuentra en el rebobinado de la película en la que trabaja Ted manipulando a su personaje como trasunto de la narradora de la novela, a la que imita, sino en otras secuencias: cuando Lexie contempla, indiscreta, las ventanas  iluminadas  donde se proyectan las vidas de sus vecinos; cuando la narradora  mueve el tiempo hacia adelante y atrás en los primeros encuentros entre Lexie e Innes; cuando se describe, con un romanticismo de película, la primera vez de Elina y Ted, de Lexie e Innes, donde juegan un papel importante el cinturón de una bata y una  camisa a rayas.
Y  finalmente, está el mar, ese símbolo siempre ambiguo. Agitación para Ted y serena evocación de una infancia feliz para Elina, que sí la tuvo y que surge como anhelo de retorno en busca de la calma curativa que precisa para combatir  la ofuscación que la oprime. Pues en el mundo interior de Elina, su añoranza del hogar de su infancia es una constante en la novela, donde se asocia el hecho de ser padres con el de haber sido hijos.
Y está también la clave que desata el desenlace en la historia de Ted y desentraña los enigmas de su pasado robado: la postal que reproduce la fotografía de la Portrait Gallery,  la huella de un pasado escrito y grabado para siempre en una imagen. Como el recuerdo imborrable de la placentera lectura de esta novela  con su historia tan bien contada. 

Gloria Benito 

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