Clases de narrador
Intentamos responder a las preguntas planteadas hace tiempo sobre las formas que el autor elige para ocultar su impulso creador bajo diversas voces narradoras:
1. Si tenemos en cuenta desde dónde se narra, distinguimos el narrador externo, que se sitúa fuera del relato (en 3ª persona); el narrador interno suele ser un personaje perteneciente al relato que al mismo tiempo cuenta la historia (en 1ª persona)
2. Si consideramos la actitud, podemos hablar de narrador implicado o subjetivo, si vierte sus opiniones, sentimientos, ideas y sensaciones a la par que desarrolla el argumento; y narrador no implicado, si se limita a narrar objetivamente sin dejar traslucir ninguna opinión sobre los hechos, espacios y personajes que integran el relato.
3. Si nos planteamos a quién cuenta la historia, podemos distinguir un lector genérico, lejano e inespecífico (relato en tercera persona) que también se sitúa fuera del relato; y un lector cercano, que se encuentra dentro del relato como destinatario directo (narración en 2ª persona) del mismo. Una variante de esta clase de narración es aquella en que un personaje cuenta la historia a otro personaje. Por ejemplo, la novela de Miguel Delibes Cinco horas con Mario.
4. Si tenemos en cuenta lo que demuestra saber el narrador acerca de la historia narrada, hablamos de narrador omnisciente, el que conoce los más íntimos detalles del desarrollo del argumento, del interior de los personajes y de las causas y consecuencias de sus actos; y narrador equisciente si demuestra saber unas cosas e ignorar otras, como si el relato avanzara sin su control.
5. Y también hay que considerar que el narrador puede hacerse invisible y desaparecer por completo. Entonces vemos surgir el texto narrativo, ese metafórico tapiz, como si se hiciera a sí mismo sin intervención alguna. Es el narrador ausente, propio de esas novelas o cuentos que cuentan una historia mediante la adición de cartas (Las amistades peligrosas), noticias u otro tipo de documentos.
Nuestros narradores
En conclusión, tened siempre en cuenta las múltiples combinaciones que se pueden hacer teniendo en cuenta las diversas formas de narrar. Muchas veces la clave de un relato está en el tipo de voz narradora, en si es un narrador externo pero al mismo tiempo se implica en la historia, como sucede en las tres novelas que hemos leído sobre las utopías sociales. En estos relatos, el autor, al elegir está opción de voz narradora, se compromete con la historia y se pronuncia sobre ella en un intento de conseguir la adhesión y complicidad del lector. Sin embargo hay grados en cuanto a la omnisciencia y a la cohesión de los elementos que integran el relato, pues también coincidimos en considerar 1984, la novela de Orwell, como la más coherente y profunda, cuyo narrador da detalles del estado y evolución psicológica del protagonista, al mismo tiempo que censura -de forma sutil pero inequívoca- a la sociedad totalitaria que anula la dignidad humana. En cambio la voz narradora de Fahrenheit 451 proyectaba su opinión de forma más evidente y basta incurriendo además en algunas incoherencias, fruto de la falta de control del narrador sobre su relato.
Otros narradores son más transparentes: P. Marlowe, el protagonista narrador de las novelas de R. Chandler, se sitúa dentro de la historia y va destilando las cínicas opiniones que le suscitan tanto los paisajes urbanos como al moralidad de sus personajes. Las huellas lingüísticas de esta clase de narrador son la 1ª persona de verbos y pronombres y el léxico valorativo (sustantivos, adjetivos, verbos) que informa sobre la actitud subjetiva del que lo usa.
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