Os ofrecemos un comentario de nuestra compañera Maria Angeles Andreu sobre la novela La campana de cristal, única obra en prosa de la poeta Sylvia Plath, debatida en nuestro último encuentro literario
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Algo más de doscientas sesenta páginas, divididas en veinte capítulos cortos, nos adentran en los pensamientos arremolinados y recurrentes, y hasta cierto punto obsesivos, de una mujer aparentemente brillante al tiempo que insegura, Esther Greenwood; quizás el alter ego de Sylvia Plath (1932-1963), contemporánea de Salinger, Scott Fitzgerald o Capote y premio Pulitzer a título póstumo.
Estamos ante una novela a modo de pseudo-biografía que, lejos de causar horror, narra con especial belleza, detalle e ironía los razonamientos y sentencias de una protagonista con inestabilidad emocional que parece decidida a desaparecer, tal y como lo transmite mediante frases como «pensaba quitarme la vida», e incluye el relato de su intento «real» de suicidio con pastillas; sin olvidar la alusión que hace a unos malos tratos que, quizás, sufrió la propia autora a lo largo de su matrimonio con el también poeta Ted Hughes.
Sin embargo, las palabras de la protagonista no recogen temor alguno, sino la añoranza de un descanso, a ser posible eterno, ante una vida que considera cuanto menos vacía o demasiado pesada de sobrellevar y de la que nunca muestra sentir satisfacción alguna.
A medida que la trama avanza, de manera consciente -en mi opinión- se entremezcla y arracima presente y pasado como si estuviéramos en la propia mente de la protagonista. Vemos el proceso lento de deterioro y cómo la inacción invade su mente hasta el punto de no lavarse, dormir o escribir cuando parecía tener un futuro más que prometedor.
Quizás Plath pone en boca de Esther la referencia a la «campana de cristal» para aludir a esa sensación que ella misma debería sentir al creerse separada de la realidad que la rodeaba. Una metáfora a la que se refiere en diferentes páginas de la obra y, en particular, cuando la protagonista subraya que «en cualquier sitio (…) estaría debajo de la misma campana de cristal, fermentándome en mi propio aire malsano».
A través del cine, en concreto de la BBC, su vida fue llevada a la pantalla en 2003 con Sylvia, interpretada por Cwyneth Paltrow y Daniel Craig. Mientras en ella se muestran los fantasmas que acechaban la mente de la autora, la tecnología, e internet en particular, nos brinda posibilidades para escuchar la fuerza y garra que Plath transmitía en sus entrevistas radiofónicas como poetisa[1] o en poemas de su autoría declamados por ella misma[2].
Cuesta imaginar que esa fuerza y seguridad no consiguieran hacerle cambiar de idea.
[1] Entrevista radiofónica con subtítulos en castellano https://www.youtube.com/watch?v=GrF5Ol6n33A
[2] Lectura de Lady Lazarus, con subtítulos en castellano https://www.youtube.com/watch?v=Uq2LOhaf97o
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