Lectura fácil: Discapacitadas, incapacitadas, normalizadas
Escribe: Carmen Tolosa
Hacia la libertad (capítulo 6)
En este capítulo, Angels nos habla de discapacidad e incapacidad, conceptos fáciles de confundir. Ella los describe y explica mediante el método de Lectura fácil. La diferencia entre discapacidad e incapacidad se plantea en la conversación entre Angels y sus tíos Joaquín y José, cuando se vieron en el CRUDI:
“Tíos, ¿las primas están
incapacitadas?”,
les pregunté.
Mi tío Joaquín me respondió:
“Sí, como tú”
Otro que no se enteraba
Mi tío confundía incapacidad con
discapacidad”
Discapacitadas somos todas, tío,
pero incapacitadas judicialmente
no”
Ser incapacitadas las dejaría sin libertad y las convertiría en muñecas a disposición de los servicios sociales de la Generalitat, sus tutores.
En la novela se observan varios compartimentos: el primero es el universo de los discapacitados, el segundo es la relación de los discapacitados con su entorno inmediato, y el tercero, su relación con el sistema, la sociedad correcta y normalizada.
Además, las vidas de Angels, Nati, Patri y Marga muestran una realidad más allá de su experiencia discapacitada: cuántas cosas nos incapacitan, nos incapacitamos, nos limitan, nos limitamos, nos apresan, nos apresamos. Coruña y Oviedo, los anarquistas asamblearios, lo explican cuando se refieren a Marga:
“Coruña: Con la diferencia fundamentalísima, con la fundamentalísima diferencia de que ella vive presa como quien dice, vive entre cuatro paredes controladas sistemáticamente por sus represores, cosa que nosotros no.
Oviedo: ¿Cómo que nosotros no? No viviremos presas entre cuatro paredes, pero vivimos presas en una ciudad entera, bajo el absoluto dominio del totalitarismo del mercado que nos tiene muertas en vida echando diez horas de trabajo de camareras o de becarias, soportando explotaciones y vejaciones, robándonos las ganas de vivir, de follar e imponiendo que solo nos relacionemos a través del dinero”
Todo esto da que pensar:
Vemos nuestra sociedad normalizada, somos “los calladitos” y sin cuestionar nada (“o te pongo una inyección”), consigue que veamos esta sociedad “normal” como en un escaparate y arranca muchas dudas y contradicciones, hace que saltes del sillón y te preguntes por la normalidad, la inserción, la discapacidad, la incapacidad… un golpe directo al sistema actual.
Si nos comparamos con ellas, nosotras, las personas integradas y “normalizadas” (seguimos las normas), ¿estamos capacitadas o incapacitadas? El mundo de ellas solo es un espejo para que miremos el nuestro.
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