Sobre
la aventura de la cueva de Montesinos
En esta segunda parte de la obra, Cervantes
vuelve a hacer algunas incursiones en lo que podríamos llamar ‘teoría de la
novela’ en las que insiste en las características que debe tener toda novela
que se precie. Eso en cuanto a teoría o metaliteratura. Pero Cervantes ejercita
continuamente esos rasgos que según la teoría debe contener toda buena obra
literaria.
En este comentario quiero referirme a la verosimilitud geográfica de la que nuestra novela hace gala, para lo que me
propongo contrastar lo que se dice en el texto con la realidad física y
geográfica en la que se desarrolla la aventura de la cueva de Montesinos y sus
alrededores, que por razones que no vienen al caso, conozco bien.
A lo largo de los capítulos 22 y 23 se nos
informa de que DQ quiere ir a la referida cueva para comprobar en directo si
eran ciertas las maravillas que de ella se decían. Veamos:
Hacia el final de la celebración de las
bodas de Camacho, leemos:
“Finalmente, tres días estuvieron con los novios, donde fueron regalados
y y servidos como cuerpos de rey, pidió don Quijote al diestro licenciado le
diese una guía que le encaminase a la cueva de Montesinos, porque tenía gran
deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas la maravillas
que de ella se decían por todos aquellos contornos. El licenciado le dijo que
le daría un primo suyo, (…) el cual con mucha voluntad le pondría a la boca misma
de la cueva y le enseñaría las lagunas de Ruidera”.
Iniciaron los preparativos para la marcha
“…y encomendándose a Dios y despidiéndose de
todos, se pusieron en camino, tomando la derrota de la famosa cueva de
Montesinos”.
En el camino se entretuvieron en
averiguaciones sobre la naturaleza de los estudios y las habilidades del primo,
y después nos cuenta que
“En
estas y otras gustosas pláticas se les pasó aquel día, y a la noche se
albergaron en una pequeña aldea, adonde el primo dijo a don Quijote que desde
allí a la cueva de Montesinos no había más de dos leguas, …”
Y ahora veamos la realidad geográfica de la
zona descrita.
Existe un amplio consenso entre los autores
sobre la ubicación geográfica de la aventura de Las bodas de Camacho, se
trataría de Munera, localidad de la
provincia de Albacete situada a 60 kilómetros de ésta en dirección Oeste.
Si damos esta hipótesis por buena y
consideramos que estuvieron caminando durante un día dirigiéndose hacia la
cueva, no resulta aventurado concluir
que esa pequeña aldea es Ossa de Montiel,
que está separada de Munera unos 30
kilómetros por la carretera actual, en la misma dirección Oeste desde Albacete,
y esa distancia parece razonable recorrerla en un día con caballerías. Apoya
también esta idea el hecho cierto que la
cueva de Montesinos está a 6 kilómetros de Ossa de Montiel que concuerda
con lo indicado en el texto (menos de dos leguas).
Nos encontramos otra vez más ante la gran verosimilitud geográfica y toponímica
que Cervantes plasmó en su obra. (La verosimilitud de lo que DQ cuenta que vió
en el interior de la cueva, es otra historia).
Hay todavía otros datos que añaden verosimilitud al relato en
estos capítulos, pues después de salir
de la cueva y contar tantas fantasías, DQ muestra interés por encontrar
aposento para pasar la noche, y le dice
el primo
“No lejos de aquí está una ermita, donde hace
su habitación un ermitaño que dicen ha sido soldado y está en opinión de ser un
buen cristiano, y muy discreto, y
caritativo, además. Junto con la ermita tiene una pequeña casa, (…) pero, con
todo, aunque chica, es capaz de recibir huéspedes ”.
Bien, pues eso también ocurre en aquel lugar.
A la distancia aproximada de un kilómetro
de la boca de la cueva, hay una ermita que con toda certeza existía ya
en el tiempo en que se escribió la novela. Esta ermita da cobijo a una imagen
de san Pedro de Verona, co-patron del vecino municipio de Ossa de Montiel, a cuyo término
pertenecen estos parajes.
Junto a la
ermita empieza una de las lagunas de Ruidera que también cita en el
texto como próximas a aquel entorno.
Resumiría repitiendo que Cervantes debía
conocer muy bien toda la Mancha, pues este accidente geográfico y esta construcción son muy modestos y además no
estaban próximos a veredas reales ni otras grandes vías de comunicación de
aquel tiempo, y en cambio como he tratado de decir, se ajustan bastante bien a
lo plasmado en su novela.
A.A.A.
4 comentarios:
Hay alguien que es capaz de llevarse el Mediterráneo a Madrid, y otros de traerse la mancha a Valencia. ¡¡Claro la imaginación literaria no tiene fronteras ni necesita de autopistas. Los sueños y la literatura siempre se llevaron bien. Somos un país de quijotes, que le vamos hacer¡¡
Ernesto
Dice el autor del relato que: "por razones que no vienen al caso, conozco bien". Creo que sí vienen al caso, pues resulta que no sólo él es de esa "pequeña aldea" referida, sino que es un gran amante de la Mancha en general y de esos parajes en particular. Además, los que conoce muy bien y hace lo posible porque sean conocidos por el mayor número de amigos que se dejan seducir. Es mi caso. Tuve la suerte de visitar por primera vez dicha cueva siendo él el guía. Tan enamorado me quedé de lo que conocí que he vuelto numerosas veces y he llevado a cuando personas he podido.
Lamentablemente, las últimas veces que he visitado el lugar he podido comprobar que, aunque dispone de más medios y están más controladas las visitas, si DQ volviera a visitarta tal vez nos podríamos encontrar con un nuevo capítulo en el que los improperios fueran de gran calibre.
Me gustó mucho el relato. Gracias por acercar y recrear lo que merece la pena conocer. Quijotes aparte.
Esteban Rodríguez
Esteban lleva toda la razón, es un hombre nato de la zona, lleno de riqueza interior, donde como vemos desgrana sus palabras con tanta claridad, que sin estar allí, sueñas con llegar, para saborear, ver y sentir, que es lo que hace el autor de este texto.
Perfecta la ubicación, perfecta la expresión, perfectas la palabras.
Menos mal que en este siglo XXI, aun quedan esos quijotes que van caminando en silencio, con humildad, con sosiego,.. como tu.
¡¡¡FELICIDADADES ABDON!!!!!!
Gracia, muchas gracias por escribirnos.
Santiago dijo...
Abdón, estoy completamente de acuerdo con tu escrito, en cuanto a la gran verosimilitud geográfica y toponímica que Cervantes tenía del lugar. Y se aprecia como eres perfecto conocedor de estos parajes. Qué bien lo argumentas y puntualizas con tus palabras llenas de viveza e ilusión, dando a conocer nuestra tierra y nuestra insigne y grandiosa obra literaria "QUIJOTE DE LA MANCHA"
Enhorabuena Abdón.
2 de Mayo de 2014
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