domingo, 8 de marzo de 2015

Jesús Carrasco. Biografía





Jesús Carrasco

Jesús Carrasco nació, en 1972, en Olivenza, un pueblo de Badajoz en la frontera con Portugal. Cuando tenía cuatro años, su familia se estableció en Torrijos, un pueblo de Toledo donde los raíles del tren estaban colocados encima de las zarzas, y la única distracción eran los westerns que TVE emitía durante la sobremesa del sábado. Todos sus veranos estuvieron marcados por los cortes de agua corriente. Puede parecer que se hable de la Guerra Civil, pero en muchas zonas de la península esto seguía siendo habitual en los años 80. Dice que lleva la vida rural en las venas, pues la mitad de su vida la ha pasado en el campo.

Disfrutó mucho estudiando Educación Física, sin embargo, siempre ha pensado que la elección de la carrera se toma demasiado pronto. Con 19 años es muy difícil saber lo que se quiere hacer el resto de la vida; se enlaza una titulación con la siguiente y, cuando se termina de aprender lo necesario, no se sabe cómo se las gasta la vida. En su caso, después de formarse para ser profesor de secundaria, trabajó como redactor publicitario y, mientras trabajaba, comenzó a estudiar Filosofía. Y entonces, cuando supo que había encontrado una carrera que le interesaba, tuvo que abandonarla porque el día a día no le dejaba tiempo como para poder sacarle todo el partido a la universidad.

En 2005 se trasladó a Sevilla, donde reside en la actualidad. Vive en el centro peatonalizado, no tiene coche y va andando o en bici a todas partes. Se mudó aquí por su mujer, que es sevillana. Cuando llegó, hace nueve años, ella tenía más difícil laboralmente moverse a Madrid y Jesus trabajaba de freelance. La típica cosa que es temporal y al final se quedó. Desde 1996 trabaja como “redactor publicitario”, “diseñador cutre", y hace “contabilidad y paquetería”, actividades que compagina con la escritura. En casi toda su vida publicitaria ha trabajado para Bankinter de una u otra manera, y hay campañas de las que se siente ­orgulloso, pero que nadie recordaría porque solo las han visto clientes del banco en su casa.

Dijo en una entrevista que había pasado la vida entera dando tumbos por los caminos, subiéndose a los árboles, construyendo cabañas, cazando perdices a mano y conejos con hurones y haciendo ese tipo de cosas que se hacen en los pueblos. Es la tierra que ama, es su lugar en el mundo en cierto modo. En el libro hay un interés por dignificar lo rural. Se olvida muchas veces que España es mucho más que Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Ves el telediario, donde los reporteros cogen a la gente debajo de la redacción, y parece que España es la calle de ODonnell de Madrid. Pues no: hay gente que vive de otra manera. Pero desde el desarrollismo de los cincuenta y sesenta, el foco de los medios está en las ciudades y parece que lo demás no existe.

Alérgico a los frenesíes del mundo urbano contemporáneo, Carrasco reivindica los silencios y la lentitud del campo tanto en su vida como en su primera novela Intemperie[1]. No quiere estar en las redes sociales, no quiere “pasar 50 horas metido dentro de una pantalla”, y hasta ha osado quitar las alertas del WhatsApp en su móvil. “Cuando me apetece, miro y digo: ‘Anda, esto me llegó hace tres días”, dice con sorna. También mantiene una huerta que le proporciona excelentes pepinos –“es para llevar mi ritmo hacia el de las plantas”–. Mientras, prepara su segunda novela, que tratará otra vez “de cosas poco cibernéticas, como la relación del hombre y la tierra”.

Es admirador entusiasta de Cormac McCarthy y dice que espera que la muerte le pille leyendo La carretera y que ningún otro libro ha conseguido hacerle llorar. A McCarthy, la inspiración le vino de un viaje que hizo a Texas en 2003 con su hijo. A Carrasco le debe de haber pasado lo mismo con las áridas llanuras de Castilla. Son ambos igual que Faulkner, aquel Premio Nobel que se mantuvo al margen de todos los círculos literarios -no tanto de las barras de bar-. Dice que quiere recuperar ciertas formas de vida ancestral.

Esta su primer trabajo le ha consagrado como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario nacional e incluso internacional. Comparado por la crítica con Delibes o Cormac McCarthy, la novela, que ha tenido una entusiasta acogida en las mejores editoriales extranjeras, antes incluso de su publicación en España, se editará en trece países. Ha sido considerado el mejor libro del año 2013 por libreros (Premio Libro del año), por los profesionales de los medios y por los propios lectores y, próximamente, será llevada a la gran pantalla por la productora Morena Films.


Antonio Rey González
(Material reconstruido a partir de notas y entrevistas varias aparecidas en la red)



[1] Jesús Carrasco (2013). Intemperie. Barcelona. Seix Barral. 224 p.


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