Jesús
Carrasco
Jesús
Carrasco nació, en 1972, en Olivenza, un pueblo de Badajoz en la frontera con
Portugal. Cuando tenía cuatro años, su familia se estableció en Torrijos, un
pueblo de Toledo donde los raíles del tren estaban colocados encima de las zarzas,
y la única distracción eran los
westerns que TVE emitía durante la sobremesa del sábado. Todos sus veranos estuvieron marcados por los cortes de agua
corriente. Puede parecer que se hable de la Guerra Civil, pero en muchas zonas
de la península esto seguía siendo habitual en los años 80. Dice que lleva la
vida rural en las venas, pues la mitad de su vida la ha pasado en el campo.
Disfrutó
mucho estudiando Educación Física, sin embargo, siempre ha pensado que la
elección de la carrera se toma demasiado pronto. Con 19 años es muy difícil
saber lo que se quiere hacer el resto de la vida; se enlaza una titulación con la siguiente y, cuando se
termina de aprender lo necesario, no se sabe cómo se las gasta la vida. En su
caso, después de formarse para ser profesor de secundaria, trabajó como
redactor publicitario y, mientras trabajaba, comenzó a estudiar Filosofía. Y
entonces, cuando supo que había encontrado una carrera que le interesaba, tuvo
que abandonarla porque el día a día no le
dejaba tiempo como para poder sacarle todo el partido a la universidad.
En
2005 se trasladó a Sevilla, donde reside en la actualidad. Vive en el centro
peatonalizado, no tiene coche y va andando o en bici a todas partes. Se mudó
aquí por su mujer, que es sevillana. Cuando llegó, hace nueve años, ella tenía
más difícil laboralmente moverse a Madrid y Jesus trabajaba de freelance. La
típica cosa que es temporal y al final se quedó. Desde 1996 trabaja como “redactor
publicitario”, “diseñador cutre", y hace “contabilidad y paquetería”, actividades que compagina con la escritura. En casi toda su vida publicitaria ha trabajado para Bankinter de una u otra
manera, y hay campañas de las que se siente orgulloso, pero que nadie
recordaría porque solo las han visto clientes del banco en su casa.
Dijo
en una entrevista que había pasado la vida entera dando tumbos por los caminos,
subiéndose a los árboles, construyendo cabañas, cazando perdices a mano y
conejos con hurones y haciendo ese tipo de cosas que se hacen en los pueblos.
Es la tierra que ama, es su lugar en el mundo en cierto modo. En el libro hay
un interés por dignificar lo rural. Se olvida muchas veces que España es mucho
más que Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Ves el telediario, donde los reporteros
cogen a la gente debajo de la redacción, y parece que España es la calle de O’Donnell de Madrid. Pues no: hay gente que vive de otra
manera. Pero desde el desarrollismo de los cincuenta y sesenta, el foco de los
medios está en las ciudades y parece que lo demás no existe.
Alérgico
a los frenesíes del mundo urbano contemporáneo, Carrasco reivindica los silencios
y la lentitud del campo tanto en su vida como en su primera novela Intemperie[1].
No quiere estar en las redes sociales, no quiere “pasar 50 horas metido
dentro de una pantalla”, y hasta ha osado quitar las alertas del WhatsApp en su
móvil. “Cuando me apetece, miro y digo: ‘Anda, esto me llegó hace tres días”,
dice con sorna. También mantiene una huerta que le proporciona excelentes
pepinos –“es para llevar mi ritmo hacia el de las plantas”–. Mientras, prepara
su segunda novela, que tratará otra vez “de cosas poco cibernéticas, como la
relación del hombre y la tierra”.
Es
admirador entusiasta de Cormac McCarthy y
dice que espera que la muerte le pille leyendo La carretera y que ningún
otro libro ha conseguido hacerle llorar. A McCarthy, la inspiración le vino de
un viaje que hizo a Texas en 2003 con su hijo. A Carrasco le debe de haber
pasado lo mismo con las áridas llanuras de Castilla. Son ambos igual que
Faulkner, aquel Premio Nobel que se mantuvo al margen de todos los círculos
literarios -no tanto de las barras de bar-. Dice que quiere recuperar ciertas
formas de vida ancestral.
Esta
su primer trabajo le ha consagrado como uno de los debuts más deslumbrantes del
panorama literario nacional e incluso internacional. Comparado por la crítica
con Delibes o Cormac McCarthy, la novela, que ha tenido una entusiasta acogida
en las mejores editoriales extranjeras, antes incluso de su publicación en
España, se editará en trece países. Ha sido considerado el mejor libro del año
2013 por libreros (Premio Libro del año), por los profesionales de los medios y
por los propios lectores y, próximamente, será llevada a la gran pantalla por
la productora Morena Films.
Antonio Rey González
(Material reconstruido a partir de notas y entrevistas varias
aparecidas en la red)
No hay comentarios:
Publicar un comentario