La vida hecha literatura
Las
defensas, de
Gabi Martínez.
Editorial Seix Barral, 2017.
496 páginas.
El
interés de esta novela se encuentra sobre todo en lo que nos cuenta: la locura
relatada por un neurólogo que se volvió loco. Porque Gabi Martínez, el autor,
convierte al doctor Escudero en personaje protagonista y relator en primera
persona de esta historia real con escasas probabilidades de volver a repetirse.
¿Qué
desencadena un ataque de locura? Escudero se pondrá a la faena para desentrañar
las causas de su caso particular. Con sus conocimientos científicos tratará de
encontrar un diagnóstico, y nos hablará de su entorno familiar, la falta de
amor a su madre en justa correspondencia, la frialdad con su padre, su
matrimonio con Sol, la relación con sus hijas, el sentimiento de falta de
libertad que le provoca su familia, su afición a las mujeres y su éxito con
ellas, su forma de amar, su debilidad autodestructiva con el alcohol y el
tabaco, el estrés laboral y el acoso por parte de su jefe, un tal doctor
Subirats, experto en prácticas de mobbing
que lleva a cabo con calculada exactitud. Todo esto y sus consecuencias
–frustración, victimismo, escepticismo, descreimiento, ironía caústica- se
encuentra en esta novela que no respeta la sucesión cronológica de los hechos y
consigue, sin embargo, que el lector siga sin problemas el hilo narrativo.
La
voz narrativa es única, la del doctor Escobedo, si bien hace frecuente uso del
relato indirecto: “Sol dirá que…”, “Diana dirá después …”, con lo que, respecto
a diferentes situaciones, nos aporta las opiniones de otros personajes
esenciales interpretadas desde su punto de vista, lo que enriquece el texto.
Surgen
muchas cuestiones inquietantes al leer este libro, cuestiones que afectan al
lector en cuanto a posible futuro paciente, como las relaciones, no siempre
fluidas, entre neurólogos, psiquiatras y psicólogos. La cuestión de si la
enfermedad mental tiene siempre un origen físico y sean las variables sociales
y las circunstancias personales (estrés, víctima de mobbing, etc) sólo coadyuvantes para su activación, incluso
violenta, como es el caso que nos ocupa. De hecho, se descubrirá que el doctor
Escudero tiene una enfermedad de las llamadas autoinmunes (anticuerpos del
sistema defensivo que atacan al organismo en lugar de defenderlo), de ahí el
título metafórico de la obra.
Estos
son los motivos por los que pienso que esta novela merece leerse aunque su
prosa sea mejorable y acuse un exceso de páginas que le restan intensidad al
relato.
María
García-Lliberós
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