lunes, 19 de abril de 2021

Nuestra parte de noche - Presentación

 

MARIANA ENRÍQUEZ, reciclaje simbólico de la narrativa de terror

 

Escribe, Gloria Benito.

 

Esta escritora argentina de 48 años, nació en Buenos aires  pero se crió, al calor de los cuentos de su abuela, en el suburbio de Lanus. Posteriormente se trasladó al de La Plata, donde creció y se formó como periodista y escritora precoz. Como ella afirma en sus entrevistas, sus libros se nutren de antiguas historias de ausentes atrapados en universos oscuros, muertos que pueblan mundos profundos y ascienden hacia la superficie perturbando la vida cotidiana de los vivos. 

Con estos mimbres ha tejido los cuentos, novelas  y ensayos de una trayectoria que ha desembocado en Nuestra parte de noche, galardonada con el  Premio Herralde de Narrativa en castellano, el Celsius a la mejor novela de ciencia ficción o fantasía, y el de la Crítica en Narrativa (2020).

Sus fuentes proceden de su experiencia como lectora temprana y curiosa que exploraba y absorbía dominios legendarios y literarios procedentes de la cultura popular y la consolidada tradición argentina del género fantástico fundado por Adolfo Bioy Casares, Borges y Ernesto Sábato. Mariana Enríquez nos  cuenta que a los 11 años, su tío le regaló Cementerio de animales, de Stephen King y que así descubrió la lectura como experiencia “física”, que antes sólo creía  posible a través de la música o la danza. Su vida y la de su gente se contextualiza dentro de una línea política e histórica que enlaza el final del peronismo con las dictaduras militares, la guerra de las Malvinas, el “corralito” y la crisis de la pandemia actual.

Desde sus primeras obras, Mariana Enríquez ha elegido el terror como lenguaje, como forma de expresión para evidenciar el miedo individual y social que se infiltra en todas las esferas de la vida y saca a la luz la vulnerabilidad y fragilidad del ser humano. Enfrenta a sus lectores con el miedo a lo desconocido, al más allá, a la muerte. Sus cuentos y novelas penetran los ambientes más pobres y enfocan su mirada hacia los más desamparados, los expulsados del sistema, los desaparecidos, los exiliados a la fuerza. Le interesan los que viven en el margen, los transgresores del orden, los rebeldes con causa que arrastran sus penosas vidas de desclasados y  oprimidos por las oligarquías que controlan el poder desde espacios secretos y herméticos. Pero también viven en sus páginas los pertenecientes a una clase media empobrecida por las agresivas políticas económicas de gobiernos que pueden hacerles perder lo poco que tienen. El miedo sobrevuela la vida de personajes y paisajes que discurren en oscuras orillas.

En sus libros, las selvas y las ciudades se convierten en símbolos de una agobiante opresión que lleva a los individuos a sumergirse en ámbitos oscuros donde lo irracional gobierna y manda. Lo urbano con sus “catedrales de cemento” también esconde fuerzas torcidas que desembocan en pozos negros donde germinan aberrantes conductas criminales, comportamientos enfermizos y tóxicos que también podemos encontrar en el género policiaco negro, de larga tradición en la literatura hispanoamericana. Todo ello conforma el imaginario de una obra que traslada influencias del “malditismo” romántico, del gótico de Emily Brontë, del horror de Lovecraft, de la morosa angustia de Faulkner o Carson McCullers, del cine de Polanski, del cómic y la música pop en sus variantes  más agresivas de punk y rock.

Mariana Enríquez publicó sus primeros cuentos en antologías (La joven guardia, 2005) o en prestigiosas revistas internacionales como Granta y The New Yorker. Su primera novela (Bajar es lo peor, 1995) fue reeditada  posteriormente tras el éxito de su libro de cuentos Las cosas que perdimos en el fuego (2016). Se trata de una obra juvenil donde descubre los conflictos adolescentes de un personaje en proceso de autodescubrimiento, enfrentado a la cruda realidad de una familia disfuncional y violenta en un ambiente marginal de sexo y drogas. En su segunda novela (Cómo desaparecer completamente, 2001) sigue explorando la problemática de jóvenes traumatizados por los abusos sexuales del padre en un entorno degradado moral y económicamente.

Los dos volúmenes de relatos, Los peligros de fumar en la cama (2009) y Las cosas que perdimos en el fuego (Premio Ciudad de Barcelona, 20016) sitúan sus historias en un ámbito urbano cruzado por varios ejes temáticos que dan unidad al conjunto: la presencia de los ausentes, los muertos que se cuelan en la vida cotidiana con su carga de horror como forma de enfrentarse al mundo; la denuncia de la manipulación e instrumentalización de niños o adolescentes por los adultos para sus propios fines espurios; la ciudad como territorio hostil donde crece y se desarrolla una fuerza oscura cuya generación y proceso se detallarán en su última novela, Nuestra parte de noche.

En esta se relata  la tormentosa relación entre un padre, que sufre una grave patología cardiaca, y  su hijo, al que intenta proteger de las fuerzas malignas que le han destrozado su vida como médium al servicio de una misteriosa secta con gran poder. La evolución de los personajes a lo largo del tiempo, la profundidad psicológica con que se muestran sus conflictos y los peligros que los acechan, la estructura perfecta donde las partes se articulan en un todo coherente y rítmico confieren a este libro la calidad formal y temática propia de las obras más excelentes en su género.

Un género, el de terror, que —como puntualiza la escritora— no es metáfora social, sino un lenguaje, una forma de reescritura de esta clase de narración para evidenciar un tópico universal: el miedo como detonante de un proceso que, en cualquier momento, puede irrumpir en nuestras vidas haciendo perder pie a las personas de orden para sumergirlas en el caos. El miedo, también a la muerte, —nos dice— es algo natural, forma parte de nuestro tejido vital. El terror es una forma de contar, de transmitir la infiltración (¿o infección?) de los muertos en el mundo de los vivos. Y Mariana Enríquez lo dice y hace así, con naturalidad. Sin compasión ni condescendencia.

Además de obras de ficción, Mariana Enríquez es autora de interesantes ensayos, fruto de sus trabajos como periodista e investigadora:

Mitología celta (2003)

Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios (2013)

La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo (2014)

El otro lado. Retratos, fetichismos, confesiones (2020)

Actualmente, Mariana Enríquez es subeditora de Radar, suplemento del diario argentino Página/12. Desde 2020 desempeña el cargo de Directora de Letras del Fondo nacional de la Artes.

 

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Y aquí tenéis varios enlaces que complementan la presentación

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