CREMATORIO de Rafael Chirbes
COMENTARIO
GENERAL (José Luis Vicent Marin)
Un
rato puede ser inmensamente largo si eres capaz de describir todos los
pensamientos que los atraviesa: mientras vas de casa a la parada del autobús
puedes haber recorrido cien o doscientos metros, haber cruzado una o dos
calles, haber saludado a una o dos personas, pero quizá en tu mente hayan
sucedido muchas más cosas, quizá has pasado por decenas de meses o años, has
recordado un sinfín de conversaciones o discusiones o incluso has planificado
un trozo de futuro.
Una
de las dificultades de este libro la encontré cuando empecé a tomar notas sobre
él ya que su estructura laberíntica me impedía colocar las cosas ordenadamente
cada vez que un personaje (y es así todo el libro) comienza a hablar de sí
mismo y sobre todo de los demás.
Eso
es al fin y al cabo lo que hacemos todos cada día, hablar poco sobre nosotros
mismos y tal vez demasiado sobre los demás, lo que demuestra que el
conocimiento propio es sumamente pobre comparado con el que creemos descubrir
en el ajeno, aunque no sea así (cuando Rubén recuerda haber visto siendo niño a
su padre llorando, asegura que nunca se conoce bien a nadie, ni siquiera a los
que tenemos tan cerca).
También
demuestra que la vida se construye a base de pensamientos: detrás de un hecho
siempre hay una idea. Y que valen tanto
los que se apartan porque son molestos como los que se retienen gratamente.
La
narración va y viene de un presente de un par de horas a un pasado de largos
años y viceversa formando un conjunto finalmente comprensible.
Ese
es el tiempo que emplea Rubén en su coche camino del tanatorio, o de Mónica
contemplándose en el espejo, o de Silvia hacia y en el aeropuerto despidiendo a
su hijo, o de Juan llegando a casa de Brouard, o de Collado con su cuerpo
quemado en una cama del hospital.
La
historia se construye en base al personaje que se acaba de morir, Matías,
hermano de Rubén que es el eje de la novela. Es lo que solemos hacer, al
revisar la vida que se pierde revisamos las que cuelgan a su alrededor, pero en
realidad es la historia de muchos otros y puede decirse que trata de corrupción
aunque tanto o más, de relaciones humanas, de odios, de divergencias
ideológicas, o de enfermedades y muerte. Por todo ello pasa con la misma
intensidad.
Por
ejemplo, podemos decir que lo principal es la historia de amistad infantil o
juvenil y su posterior separación ideológica (los hermanos Rubén y Matías y sus
amigos Federico Brouard el escritor y Montoliu el pintor), pero también es la
de Rubén con su hija Silvia siempre tan cerca de Matías y tan lejos de él. O la
de su incondicional Collado que lo tuvo por su gran maestro, más que un padre,
en el pedestal de la admiración y fidelidad. O la de él mismo como triunfador
en la vida material pero gran fracasado en la sentimental, ahora como padre y
antes como hijo ya que nunca sintió el calor de una madre autoritaria que jamás
le cogió de la mano, ni la de un padre
más capacitado para cultivar amistades que para atender y cuidar de su entorno
familiar.
También
es la historia de la gran corrupción, especialmente urbanística, pero siendo
socialmente importante, trascendental en la situación del país, lo lleva por el
camino del hombre con ambición que simplemente se aprovecha de las ventajas – a
menudo ilegales – que le brindan los políticos.
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