lunes, 8 de febrero de 2021

Una historia de la lectura - Presentación

 

Ensayo sobre el misterioso acto de leer
A. Rey

Alberto Manguel (2005)
Una historia de la lectura
Alianza Editorial. Libro de bolsillo. 494 p. Ilustrado

 

Los próximos días 9 y 10 de este mes de febrero tendremos ocasión de charlar y compartir impresiones a partir de la lectura de este libro de Alberto Manguel, complementario, si se quiere, del anterior El infinito en un junco de Irene Vallejo.

Según nos cuenta el propio autor, sus orígenes están un artículo sobre la lectura que publicó en el New York Times y animado por la acogida pensó escribir un pequeño ensayo. Se puso a recopilar datos y cuando se quiso dar cuenta llevaba siete años escribiendo para dar como resultado el libro que nos ocupa. Se trata de un ensayo de casi 500 páginas y al no tratarse de un riguroso análisis histórico va dirigido al público culto y no al especialista.
La obra fue escrita en inglés, y la primera edición en Wiking Penguin es de 1996 y al año siguiente apareció en Gran Bretaña editada por Harper Collins. La primera versión en castellano apareció en 1998 publicada por Alianza Editorial en su colección de «Libros singulares». Desde entonces han aparecido numerosas ediciones y reediciones. Nombraremos las del Círculo de lectores (1998), Emecé (2005), Siglo XXI (2014), Almadía (2011), o la bellamente ilustrada de Lumen (2005).
Ha sido traducida a muchas y diversas lenguas: inglés, árabe, alemán, portugués, chino, coreano, danés, francés, griego, hebreo, italiano, checo, ruso, croata, esloveno, japonés, turco, neerlandés y noruego y ha recibido los mayores elogios de críticos y reseñistas y numerosos premios en todo el mundo.
 

Alberto Manguel es escritor, traductor y editor argentino en lengua inglesa, nacionalizado canadiense y colaborador habitual de importantes diarios y revistas nacido en Buenos Aires el 13 de marzo de 1948. Creció en Israel, donde su padre trabajaba como embajador de Argentina y de regreso estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Con 16 años conoció a Jorge Luís Borges durante un trabajo de verano en la librería Pygmalion en Buenos Aires. Borges ya estaba casi ciego y como era un cliente habitual de la librería, le solicitaba a Manguel que le leyera los libros, lo cual hizo durante varias veces a la semana entre 1964 y 1968. Con 20 años viajó a Europa, donde trabajó en las editoriales Gallimard, Denoël y Les Letters Nouvelles (París), Calder & Boyars (Londres), Franco Maria Ricci (Milán) y más tarde de 1975 a 1981, fue editor en Les Editions du Pacifique en Tahití, donde vivió (1976-1982). En 1982  volvió a Canadá, país que le dio la nacionalidad.
Su producción es amplia y diversa y de sus obras, todas escritas en inglés, sobresalen: Diccionario de lugares imaginarios (junto a Gianni Guadalupe, 1993), Noticias del extranjero (1991), Historia de la lectura (Premio Médicis, 1996), En el bosque del espejo (2001), Leyendo imágenes (2002), Stevenson bajo las palmeras (2003), Diario de lecturas (2004), El regreso (2005) y La biblioteca de noche (2006). Es miembro de las Unión de Escritores Canadienses, del PEN Canadá, de la Fundación Guggenheim y oficial de la Orden de las Artes y las Letras en Francia.
En 1982 se mudó a Toronto (Canadá) donde vivió hasta el año 2000. Ese año se instaló en Poitou-Charentes (Francia) donde, junto con su compañero Craig Stevenson, compró y restauró una granja medieval e instaló allí su gran biblioteca, que en 2013 constaba de unos 40.000 ejemplares (¿bibliofilia?, ¿bibliomanía?), y que en septiembre de 2020 ha donado a la ciudad de Lisboa. En 2015 fue elegido directo de la Biblioteca Nacional de la República Argentina cargo que ejerció hasta 2018 fecha en la que renunció por los recortes de Macri. Vivió también en Nueva York (Estados Unidos) y actualmente en Canadá.
Aunque es de origen judío ha confesado no profesar ninguna religión. Es un erudito cosmopolita y políglota, pues habla perfectamente a nivel muy avanzado inglés, español, alemán, francés y, con fluidez, también italiano.

La obra consta de 22 capítulos y se puede dividir en cuatro bloques o secciones: 1) La última página, que es una historia testimonial: la del autor. Sirve como introducción y explica que esta es una historia de la lectura, entre muchas, por muy impersonal que se proponga ser. 2) Lecturas. Podríamos decir que es el como, cuando y donde. Nos explica, entre otras cosas, que la práctica de la lectura nunca es igual y analiza la transición desde la lectura en voz alta (predominante en toda la humanidad), la lectura silenciosa (con San Ambrosio como uno de los pioneros), la lectura de imágenes y la lectura privada. 3) Los poderes del lector, que van más allá de la práctica misma e influyen de manera decisiva no solo en nuestras acciones sino también en nuestras vidas. Y por último 4) La guardas del libro (en algunas ediciones aparece como El último pliego) y es testimonial como la primera, alabanza y esperanza de la preservación de la palabra escrita mediante las guardas del libro
Para crear Una Historia de la Lectura, Alberto Manguel ha consultado cientos y cientos de libros en las bibliotecas más importantes del mundo, de los que deja constancia en los anexos de este ensayo. El aparato crítico es impresionante, lo que revela que Manguel es un lector infatigable y, además muy precoz. "La verdad -nos dice- es que no puedo recordar un tiempo en que no viviera rodeado de mi biblioteca. Cuando tenía 7 años mi cuarto parecía una Alejandría en miniatura".
Y terminaremos esta breve presentación citando un bello texto que le dedica George Steiner (EEUU, 1924): Alberto Manguel ha cartografiado un espacio personal que podríamos llamar el eros de la lectura. Allí celebra la multiplicidad del deseo -tempestuoso, oculto, intermitente, exangüe- que nos liga a un texto literario. Allí hace honor a la dualidad de la palabra francesa jouissance, que significa tanto goce sexual como disfrute. Tomando prestada la imagen de San Juan, "Al leer o al hacer el amor, deberíamos ser capaces de perdernos en el otro y de salir transformados de ese acto: de lector en escritor en lector, de amante en amado en amante". La analogía sexual es crucial. La cita de Manguel con el texto amado es íntima, posesiva y plenamente privada. Como en el erotismo, cada consumación supone sus peligros y su registro específico de pasión. Manguel es un Don ]uan de las bibliotecas.



 

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