jueves, 7 de marzo de 2013

Quijote X-XVII LECCIONES LITERARIAS

 Aventuras quijotescas y literarias



En estos nueve capítulos podríamos considerar que dentro de las aventuras quijotescas se insertan otras de carácter literario (capítulos XI al XIV), correspondientes al encuentro de DQ y Sancho con unos cabreros. Entre ellos aparecen  otros narradores de otras historias que  reproducen, y a la vez parodian, el género pastoril y las convenciones y modas poéticas de la época. Tras el canto del romance por el  refinado pastor Antonio, ejemplo de poesía popular de tema amatorio, otro pastor llamado Pedro relata a un público atento, la triste historia de Crisóstomo, y su muerte por amor a la bella Marcela. 

Todos se emocionan con estos hidalgos rurales que se visten de pastorcillos y huyen a los campos para emular a los personajes de la poesía pastoril, para entre retozos y suspiros, sufrir y morir de amor. Es evidente que al trasladar a la narración quijotesca los personajes propios del género pastoril, se produce el doble efecto en que es maestro Cervantes: un relato contiene el otro, que  a la vez que se desarrolla, se muestra y se parodia. Pues queda claro que la conducta de Crisóstomo es tan hiperbólica como  la de una caricatura,  y de  ahí se deriva su fatal destino. 

El interés de estos capítulos es que al tiempo que se da cuenta de los desgraciados  amores de Crisóstomo, van apareciendo los tópicos que configuran la novela y la poesía pastoril, herederas del amor cortés:
  • La fría enamorada, Marcela, tan hermosa como fría y cruel:
..porque su afabilidad y hermosura atrae los corazones  de los que tratan de servirla y amarla; pero su desdén y desengaño los conduce a términos de desesperarse, y así, no saben qué decirle, sino llamarla a voces cruel y desagradecida, con otros títulos a éste semejantes, que bien la calidad de su condición manifiestan.
La parodia se encuentra en el final del párrafo con el comentario del narrador a sus oyentes sobre la multitud de damnificados que lloran sus cuitas en los montes:

Y si aquí estuviésedes, señor, algún día veríades resonar estas sierras y estos valles con los lamentos de los desengañados que la siguen. 


  • El canon femenino, en boca de DQ y aplicado -cómo no- a su amada Dulcinea:
...que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve...

  • El elogio de la Edad Dorada, que describe una especie de edén o paraíso primigenio donde no solamente aparecen los elementos del locus amoenus, una naturaleza ideal en la que todo es armonía, sino un universo en que todo es paz, concordia y justicia. DQ contrasta este mundo perfecto con sus tiempos, estos detestables siglos, que exigen la existencia de caballeros andantes.
  • La comparación entre las profesiones de clérigo y caballero, muy común en la tradición literaria española (cap.XIII).


 Otra muestra más de que la criatura cervantina nace y se alimenta de literatura. Lo mismo que el personaje de Ambrosio, el amigo de Crisóstomo y encargado de los discursos fúnebres tras la procesión que precedía al entierro. De sus labios sale la elegía en la que se elogia al muerto y se denuesta la actitud de la amada:
Ése es el cuerpo de Crisóstomo, que fue único en el ingenio, solo en la cortesía, estremo en la gentileza, fénix en la amistad, magnífico sin tasa, grave sin presunción, alegre sin bajeza, y, finalmente, primero en todo lo que es ser bueno, y segundo en todo lo que fue ser desdichado. Quiso bien, fue aborrecido; adoró, fue desdeñado; rogó a una fiera, importunó a un mármol, corrió tras el viento, dio voces a la soledad, sirvió a la ingratitud, de quien alcanzó por premio ser despojo de la  muerte en mitad de la carrera de su vida, a la cual dio fin una pastora a quien él procuraba eternizar para que viviera en la memoria de las gentes...

El contrapunto a esta burla de lo pastoril, por exagerado y ridículo, es la réplica de Vivaldo, uno de los viajeros que  asiste a los funerales. En sus palabras insta a Ambrosio a que no queme todos los escritos del difunto para que sirvan de ejemplo  a los vivientes, para que se aparten y huyan de caer en semejantes despeñaderos.. y para que muestren el paradero que tienen los que a rienda suelta corren por la senda del desvariado amor.. Ya vemos cómo Cervantes no se resiste a encauzar a sus descarriadas criaturas por la senda del sentido común. En este mismo concepto hay que encuadrar el discurso de Marcela en la que da réplica a las acusaciones que le hacen. 

En su parlamento, Marcela expone y analiza con gran lucidez y no poca modernidad su derecho a proceder libremente en su vida, en sus acciones y en la elección de su amor. Así, reivindica que la belleza femenina pueda existir sin que por ello deba corresponder a cualquier pasión o deseo masculino que suscite, de  modo que sólo ante sí misma debe dar cuenta de sus actos:
...ni quiero ni aborrezco a nadie. No engaño a éste, ni solicito a aquél; ni burlo con uno, ni me entretengo con el otro...
No podemos dejar de detenernos en la larga canción de Crisóstomo, que ocupa casi la totalidad del capítulo  XIV, auténtico compendio de la convencional y artificiosa poesía amatoria culta. Los endecasílabos se llenan de un hiperbólico dolor que recorre toda la geografía del orbe,  y que se impregna de tristes sentimientos, propiciados por el desamor y la ausencia de la amada. Tras la habitual increpación a la amada enemiga, se regodea el amante en la alegría de una muerte próxima e inevitable. Tras la ineludible mención de los mitos que simbolizan el tormento sin fin (Tántalo) o el fatal destino (Ticio, Egión) en el más allá (Cerbero), concluye con la paradoja de la dicha de ella que se alimenta de la desventura de él. Un sumario que evidencia la sabiduría cervantina sobre la literatura de su tiempo, y una guía para alentar a futuros poetas.



En el resto de capítulos, prosiguen DQ y Sancho sus aventuras. El décimo  supone una transición entre la aventura del vizcaíno y el encuentro con los cabreros, que acabamos de comentar. Por cierto, que resulta curiosa alguna incongruencia que otra como la del pastor que relata la historia de Marcela y Crisóstomo, que al principio de su relato usa vulgarismos (cris por eclipse, estil por estéril) y luego se expresa con un registro culto y conocedor de las modas y estilos de un hombre que  sabe de literatura. Quizá Cervantes no quiso desaprovechar la ocasión para resolver una conversación de un modo gracioso, contrastando el habla incorrecta del vulgo con la más artificiosa  e instruida de DQ.

Como ya hemos indicado, en estas páginas encontramos a DQ y Sancho enfrascados en sus conversaciones y peripecias. Sus charlas sobre los bálsamos milagrosos, los moros encantados o las espadas mágicas discurren en el ambiguo territorio de la realidad ficcional que se tiñe de pragmático realismo cuando a uno de los dos conviene. 

Así, DQ se sitúa entre la fidelidad a su personaje caballeresco con sus literarios alimentos, y el hambre real que le acosa; otras veces olvida las propiedades asombrosas de los librescos ungüentos ante el dolor de la herida de su oreja, que es finalmente curada con los remedios tradicionales de los pastores. Y como una constate que se repite a lo largo de la novela, el diferente punto de vista de DQ y Sancho: lo que a uno le parece ejército, al otro parece  rebaño (cap.XVIII); donde uno cree que los golpes sólo producen dolor, el otro piensa que conllevan la conquista del honor y el mérito caballerescos. Sancho se preocupa tanto de la prometida ínsula como del atribulado y doloroso final de cada aventura. Esencial dualidad, tan real como las dos caras de la vida y del humor que destila la novela.

El otro factor que configura esta parte de la novela es la comicidad, que se produce por diversos medios:

  • El paralelismo de situaciones, como cuando Rocinante arremete contra las jacas a la par que DQ contra los yangüeses. Ambos salen de su aventura igualmente molidos a palos. (cap.XV)
  • El enredo, técnica propia del teatro cómico, como la algarabía que se monta en la venta al confundir el harriero la cama de Maritornes con la de Sancho (cap.XVI).Todos dan y todos reciben: 
..daba el harriero a Sancho, Sancho a la moza y la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa que no se daban punto de reposo..

  • El contraste entre las palabras y el tono, como la conversación entre DQ y Sancho con voces afeminadas, tras la paliza del harriero. (cap.XV)
  • La imagen, como un teatro de títeres, de Sancho volando por encima de la tapia cuando lo mantean por negarse a pagar al ventero.(cap.XVII)
  • La acumulación de hechos desagradables en contraste con las situaciones en que ocurren, como las inoportunas diarreas (cap. XVII) y vómitos de Sancho. (cap.XVIII)
Y para finalizar este comentario, dos muestras del talento narrativo de Cervantes. La primera se puede ver en la secuenciación de la batalla entre DQ, los rebaños de ovejas y los ganaderos. Una gradación perfecta de las acciones, que servirían para un guión cinematográfico. Primero, DQ arremete contra las ovejas, los pastores gritan y avisan, le tiran piedras con las hondas hasta que DQ cae en el arroyo. DQ intenta beber su poción y una cantada le da en la  alcuza  y en la mano " llevándole de camino tres o cuatro muelas de la boca" Los pastores miran y se van. Fin.

Otra muestra, descriptiva en este caso, es la caricatura de Maritornes, modelo de gracia y dominio de la lengua: "una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana..." (cap.XVI)

En cuanto al narrador, en estos capítulos se menciona varias veces al Cide Hamete para dar verosimilitud y fiabilidad a los disparatados hechos que acontecen. Pero en otra ocasión, el narrador pierde su objetividad y se implica en el relato, mostrando su emoción ante el desatinado discurso de DQ sobre los caballeros y las naciones: "¡válame Dios, y cuántas provincias dijo, cuantas naciones nombró, dándole a cada una, con maravillosa presteza, los atributos que le pertenecían, todo absorto y empapado en lo que había leído en sus discursos mentirosos!  (cap XVIII)

Pues eso. También nosotros nos admiramos. 

GB

1 comentario:

Anónimo dijo...

Encuentro en el cap XVIII una cita de total actualidad. Estaba Sancho molido por la paliza que le habían dado, y con el ánimo abatido, y le dijo DQ:
"Sábete, Sancho(...).Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca." ¿No parece que esto ha sido escrito ahora mismo?. Confiemos en que tenga razón...
Abdón

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