martes, 26 de marzo de 2013

Lord Jim ¿por qué se suicida Brierly?


Lord Jim: ¿por qué se suicida Brierly?

Esta cuestión se planteó el día de la reunión del Club de Lectura. Brierly es uno de los asesores de los magistrados que juzgan a Jim. El narrador no puede ocultar el desprecio que le produce este personaje, aunque lo hace de forma sutil e irónica:

El otro era Brierly, ¿sabe usted?, el enorme Brierly, el capitán del barco modelo de la Blue Star…Ese mismo.
Parecía aburrido y molesto a más no poder por el honor que le habían dispensado al nombrarle. Ni una sola vez se había equivocado en la vida; nunca le había ocurrido una sola desgracia; jamás tuvo un contratiempo, ni tropezó con nada que le parara un poco los pies en su rápida carrera. En fin, era uno de esos seres afortunados para los que la indecisión no existe, y mucho menos la desconfianza de sí mismo. A los treinta y dos años tenía lo que es uno de los mayores empleasen el comercio de Oriente…, y es más: estaba satisfechísimo de poseerlo.

Este dechado de virtudes es un producto de la buena suerte, ya que todo le ha salido bien en la vida y nunca ha tenido que enfrentarse al fracaso. Parece ser la antítesis del desgraciado Jim, y sin embargo le compadece y le ofrece dinero para que huya. El rechazo de Jim  en su infinita pureza es algo que Brierly no puede soportar ¿por qué? Quizá por ver en Jim lo que él en el fondo era o podría haber sido, es decir, la aparente perfección de su vida es una máscara, una mentira. Así lo sabrá más adelante el lector cuando dos años después, Jones, el servidor de Brierly y  heredero de su perro y de sus gemelos, le cuente a Marlow el planificado suicidio de su amo. Describirá Jones cómo era el verdadero Brierly, cruel y despótico en su intransigente fanatismo, cómo era su cara oculta.
 Brierly aparece como el alter ego de Jim. Mientras éste muestra su deshonor con sincera y  digna angustia, aquél disfraza su verdadero carácter. En el fondo, Brierly admira el valor de Jim para enfrentarse a la ignominia de su cobardía, y como dice el narrador, “aquella creencia suya en el propio esplendor, que había privado a su propia vida de  todos los terrores legítimos que los demás sienten”, le hace sentirse cerca “del pobre muchacho”. Y  resulta paradójico  que la excelencia de la vida de Brierly esté inspirada en un espíritu práctico muy alejado del ideal de comportamiento que muestra, mientras que Jim es puro ideal sin sentido utilitario alguno.

La muerte de Brierly es, pues, una cuestión de coherencia, pues el sacrificio de Jim, su negativa a ocultarse, desaparecer y huir, le resulta tan incomprensible e insoportable que le hace ver su vacía y falsa existencia. Además, la ignominia de Jim es también la de toda una clase social y profesional a la que Brierly pertenece. Su desesperación se evidencia en las palabras de Marlow sobre las actitudes de Brierly y Jim el último día del juicio:

El talante de este último sugería inmediatamente la idea de cierto sombrío descaro, y el del primero, de desdeñoso fastidio; y, sin embargo, bien podía ser que fuesen falsas ambas actitudes, y, por lo menos, de una me constaba que lo era. Brierly no estaba allí aburrido sino desesperado. GB

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