martes, 5 de diciembre de 2023

Cuentos - Presentación

 


Ryūnosuke Akutagawa

y la era Taisho


Por Antonio Rey


Como es conocido, Japón tiene un sistema de eras o periodos que se utiliza para contar el tiempo. Las eras japonesas son una forma tradicional de dividirlo en unidades comúnmente entendidas en ese país. Son una característica importante de la historia japonesa y una demostración de su cultura. Por ejemplo, en Japón, el año 2023 es el “año 5 de la era Reiwa”. Generalmente, el cambio de era ocurre con la ascensión al trono de un nuevo emperador, como sucedió al inicio de la era Heisei (1989-2019) aunque ya hubo cambios por eventos históricos o desastres. 

Desde 1867, con el ascenso al trono del emperador Meiji, fue adoptado definitivamente el sistema que cambió la era solamente con el cambio de reinado. De esta forma, la nueva forma de era, llamada Meiji, de la que hablamos en la lectura pasada, se inició en 1868. 

La denominación de las eras con nombres únicos que las identifica había sido iniciada por el emperador Kōtoku (645-654), trigésimo sexto emperador de Japón, según el orden de sucesión. La tradición no fue mantenida hasta la llegada al trono del emperador Mommu y es la vigente hasta nuestros días.


    Eras japonesas

  1. Asuka (645-710)
  2. Nara (710-794)
  3. Heian (794-1185)
  4. Kamakura (1185-1333)
  5. Muromachi (1336-1573)
  6. Azuchi-Momoyama (1573-1603)
  7. Edo (1603-1868)
  8. Meiji (1868-1912)
  9. Taishō (1912-1926)
  10. Shōwa (1926-1989)
  11. Heisei (1989-2019)
  12. Reiwa (2019-presente)


La elección del nombre de la era es un proceso que involucra a expertos en literatura clásica en chino y al gobierno japonés. El proceso comienza con la creación de una lista de posibles nombres de era, que se elabora a partir de una variedad de fuentes, como la literatura clásica, la poesía y los textos históricos. Luego, un grupo de expertos en literatura clásica en chino revisa la lista y selecciona los nombres que consideran más apropiados. Estos nombres se presentan al gabinete japonés, que elige el nombre de la era final. El nombre de la era debe cumplir con ciertos criterios; debe ser fácil de leer y escribir, no haber sido utilizado anteriormente como nombre de era o nombre póstumo, y tener un significado apropiado y positivo. 

Las eras japonesas no tienen una duración fija, sino que dependen de cuánto tiempo el emperador ostente el trono. Por lo tanto, la duración de una era puede variar significativamente. La era más larga hasta la fecha es la era Shōwa del emperador Hirohito, que duró un total de 64 años (desde 1926 hasta 1989).


Emperador Taisho

La era Taishō («era de la gran rectitud») fue un período de la historia de Japón que abarcó desde el 30 de julio de 1912 hasta el 25 de diciembre de 1926, durante el reinado del emperador Taishō. La salud del nuevo emperador era frágil, lo que provocó un cambio en el poder político del país, del viejo grupo oligárquico hacia la Dieta de Japón y los partidos democráticos. Debido a ello, se desarrollaron movimientos liberales debido a los conflictos laborales y la desigualdad social, lo que dio pie a la formación sindicatos tanto de obreros como campesinos, de barrios marginales, y la creación de fuerzas antidisturbios para frenar las actividades de estos movimientos. Por consiguiente, la era es considerada como un período de movimiento liberal conocido comúnmente en Japón como «democracia Taishō», usualmente diferenciada de la un tanto caótica era Meiji que la precedió y del consiguiente militarismo de la era Shōwa. 

Durante esta época, la literatura japonesa experimentó un cambio significativo, con la aparición de nuevas formas de escritura y creación de obras que reflejaban la sociedad y la cultura de la época. 

A continuación vemos algunas de las obras más destacadas de este periodo:


Junichirō Tanizaki (1886-1965)

    • La madre del capitán Shigemoto (1919)
    • El tatuaje (1910)
    • El cortador de cañas (1932)
    • La llave (1956)


Ryūnosuke Akutagawa (1892-1927)

    • Rashōmon (1915)
    • En el bosque (1922)
    • Hana (1923)
    • El pabellón de oro (1956)


Yasunari Kawabata (1889-1972)

    • La bailarina de Izu (1926)
    • La casa de las bellas durmientes (1961)
    • País de nieve (1937)
    • Lo bello y lo triste (1964)


El movimiento liberal de la era Taishō tuvo un impacto significativo en la literatura japonesa. La creciente influencia de la democracia y la libertad de expresión permitió a los escritores experimentar con nuevas formas de escritura y explorar temas que antes se consideraban tabúes. 

Los escritores de la época Taishō se centraron en la exploración de la psicología humana, la sexualidad y la vida cotidiana, y crearon obras que reflejaban la sociedad y la cultura de la época.

Por ejemplo, Jun’ichirō Tanizaki, escribió obras que exploraban temas como la sexualidad, la obsesión y la perversión. En su obra El tatuaje, Tanizaki explora la relación entre un hombre y una mujer que se involucran en una relación sadomasoquista. Yasunari Kawabata, escribió obras que exploraban temas como la soledad, la tristeza y la belleza y Ryūnosuke Akutagawa, otro escritor destacado de la época, escribió obras que exploraban temas como la locura, la muerte y la moralidad. En su obra Rashōmon, Akutagawa utilizó técnicas narrativas innovadoras para explorar la subjetividad de la verdad y la naturaleza humana.


Akutagawa nació en el seno de una familia burguesa, que se interesó por la literatura japonesa tradicional y la literatura occidental, lo que se refleja en su obra. Estudiante muy brillante estudió en la prestigiosa Universidad Imperial de Tokio y comenzó a publicar con éxito sus primeros relatos: Rashomon» (1915) y La nariz (1916). A lo largo de su vida, Akutagawa trabajó como profesor de inglés en la Escuela Naval de Yokosuka y se dedicó en exclusiva a la literatura gracias a un contrato con el diario Osaka Mainichi. Es considerado como el “padre de los cuentos japoneses” y es conocido por sus obras maestras como Engranajes, Kappa y Vida de un idiota. Fue un hombre muy atormentado por la enfermedad mental de su madre y su miedo cerval a heredarla. Si bien su salud, ya de por sí delicada, empeoró notablemente tras un viaje a China como corresponsal en 1921, esto no le impidió seguir escribiendo. Sin embargo el 24 de julio de 1927, a los 35 años de edad, Akutagawa puso fin a la «vaga angustia confusa» que lo consumía ingiriendo una dosis letal de Veronal.

Además de estos tres grandes autores, otros destacados de la era Taishō fueron Osamu Dazai, que escribió obras como La decadencia de la familia Osamu (1949) y El callejón de los milagros (1947). Fumiko Hayashi autor de Una vida humilde (1937) y Diario de una mujer de la era Taishō (1966). También Masaoka Shiki escribió el El camino de la poesía (1895) y El diario de Shiki (1969) y Akiko Yosano, con obras como Tangled Hair (1901) y Midaregami (1901).


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