martes, 5 de diciembre de 2023

Kokoro - Comentarios

 


Kokoro de Natsume Söseki 


por Teresa Gómez y Carlos Furió



Esta reseña se inicia con una breve presentación de la época en la que el japonés Natsume Soseki escribió la novela Kokoro. Hay que tener en cuenta que fue escrita a principios del siglo XX (1914) y que, tras la revolución Meiji en 1867, se inició en Japón la transformación de una sociedad tradicional basada económicamente en la agricultura en otra más moderna basada en la industria y la tecnología. Por otra parte, conviene tener en cuenta que la palabra japonesa “kokoro” no solo puede traducirse por ‘corazón’, y que puede tener otros significados afines como ‘amor’, y otras acepciones más propias del idioma japonés de la época tradicional como, por ejemplo, ‘pensamiento’ o ‘comportamiento social’, que sabemos están más bien relacionadas con la mente.

 En primer lugar, respecto al género narrativo de la obra, se podría señalar que es una novela donde se presenta la historia de una amistad entre un joven narrador anónimo y una enigmática persona más mayor llamado Sensei. Historia que se desarrolla en Tokio y sus alrededores en la época anteriomente citada. Por otra parte, respecto al contenido de la trama argumental de la novela podemos señalar que hay dos mitades bien diferentes. 


En la primera mitad de la novela, Sensei tiene un comportamiento lacónico y reservado en las respuestas que da a las preguntas del joven narrador. Así, a modo de ejemplo, cuando el narrador le pregunta a Sensei por qué tiene la costumbre de visitar mensualmente la tumba de un antiguo compañero de estudios en el cementerio local que ni siquiera nombra, Sensei no responde. Es en la segunda parte de la novela cuando lo hace. 


En esta segunda mitad de la novela Sensei envía al joven narrador una extensa carta donde le explica que su comportamiento era debido a su mala experiencia vital.  Y es precisamente Sensei el que se convierte en el narrador interno de sus propios problemas entre los cuales está el abuso de sus tíos al ocupar su casa a la muerte de sus padres y aprovecharse de su herencia lo que le provoca una falta de confianza en sus relaciones sociales. Y, sobre todo, se siente culpable por el trágico suicidio de su amigo y compañero de estudios, K, al que manipuló para anularlo como rival respecto al amor por la misma mujer. Finalmente, Sensei como personaje principal de la novela no solo se sincera con el joven narrador justificando su carácter enigmático y solitario, sino que profundamente angustiado por el suicidio de K, perpetra su propio suicidio entendido como redención y posible renacimiento.


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