martes, 5 de diciembre de 2023

Kokoro - Comentarios

 


K o la amistad

por Carmen Tolosa


La amistad, el amor, la traición, la culpa, los celos, el mundo anterior y el que está viniendo.


Soseki escribe esta novela a comienzos del siglo XX y la titula Kokoro cuyo significado sería corazón, alma, mente, sentimientos. Se publica en una época en plena transformación de Japón durante la revolución Meiji. 1868. Se produce el paso del campo a la ciudad, de la sociedad campesina a la industrial, del mundo interior a la apertura extranjera, de la sociedad feudal a la capitalista. Todo ello muy rápido, casi imposible de asimilar en una o dos generaciones. La maestría de Soseki se evidencia en la forma de mostrar la transformación de los valores tradicionales en un mundo cambiante e incierto. Un ejemplo es en la amistad de Sensei y K.

Sensei y K se conocen desde la infancia, estudian juntos y se quieren. K, de carácter muy retraído y seriamente interesado en el estudio de distintas religiones, representa al prototipo del joven de la antigua sociedad que se ve en dificultades económicas. Sensei lo ayuda y se lo lleva a vivir al lado de su habitación. 

K representa el pasado, mientras que Sensei se siente hijo del momento (“hubiera deseado hacer un agujero en alguna parte de la cabeza de mi amigo y meter allí una bocanada de aire tierno”). Por ello lo acerca a su vida (“tenía que ayudar a K a ser más humano…el primer paso consistía en sentarle al lado de una mujer”), hasta que el cruce de sus sentimientos confunde y trastoca a Sensei. K se avergüenza de su debilidad por amar a una joven, pero, con la confianza de la amistad, confiesa su amor a Sensei. Sensei está intentando hacer lo mismo, pero no se atreve (no pude hacerlo…nuestra amistad tenía una base intelectual”)

Aquí asistimos a las contradicciones que existen entre ambos personajes. Cuando K abre su corazón, rompiendo con las costumbres encorsetadas de la época anterior, muestra que el que está atenazado por las costumbres es Sensei. “… Abrirle mi pecho…guardar silencio era lo normal entoncescuenta Sensei mientras se cierra, se carga de celos y odio: “me quedé convertido no sé si en un bloque de temor o de sufrimiento, pero ciertamente en un bloque de algo”. No es capaz de solucionarlo y camina hacia la traición.

Soseki sigue jugando con el antes y el ahora. Es en esa inestable frontera, tan difícil de definir, donde arroja a sus personajes llenándoles de angustia y confusión.

Soseki va conduciendo a sus personajes, a través de un torbellino de emociones, hacia el desastre, hacia un lugar donde los personajes no encuentran salida. Sus vidas no encajan en un mundo que está formándose, acelerado y cambiante. Un mundo donde, entre lo antiguo, se infiltra y discurre lo moderno, lo extranjero. 

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