KOKORO, de Natsume Soseki
Por Rosa M. Pérez Torres
La novela se sitúa en Japón, era MEIJI (1868-1912), época durante la cual el emperador Meiji impulsó una industrialización exprés del país, que en pocos años pasó de ser un país rural y cerrado al exterior a convertirse en una de las principales potencias industriales tras la Primera Guerra Mundial. El fuerte desarrollo estimuló la migración a las grandes ciudades, dio nuevas oportunidades a las clases más desfavorecidas a través de la educación gratuita e impulsó cambios sociales y éticos en las nuevas generaciones.
En este contexto, el autor relata la amistad entre un hombre adulto (Sensei) y un joven estudiante (Yo) estructurando el relato en tres tiempos:
1ª Parte: "Sensei y Yo". En ella el narrador, Yo, describe a un Sensei adulto que se desprecia a sí mismo y desconfía totalmente de los demás. Personaje cargado de silencios y reservas de las que no quiere hacer partícipe a su joven amigo, Yo, quien desde la admiración y amistad hacia Sensei, respeta sus silencios y tiempos. En esta parte se nos transmite lo extremadamente discreta e introvertida que es la sociedad nipona de la época, así como la soledad de los personajes, que se va repitiendo a lo largo de toda la obra
2ª Parte: "Mis padres y yo". El narrador continúa siendo Yo, y a través del relato sobre su familia en el mundo rural, va transmitiendo sutilmente el sentir y pensar de una generación educada en los valores tradicionales frente a los valores modernos e individualistas de las nuevas generaciones.
3ª Parte: "el testamento de Sensei". Es la parte más intensa. En ella Sensei se convierte en el narrador mediante la carta que escribe a su joven amigo. Sirviéndose del relato de dos hitos en su pasado —la traición de su tío como albacea de su herencia y la competencia juvenil por el amor de la misma mujer—va desgranando, magistralmente, la complejidad de los sentimientos humanos y la lucha interna e intensa que provoca la confrontación entre sus deseos y sentimientos más profundos y el comportamiento ético que se espera de sí mismo conforme a la educación recibida. También entendemos cómo estos dos hechos de su vida y su respuesta ante ellos han ido configurando su personalidad y condicionando su futuro.
En esta parte emerge aún más la soledad de los personajes, su introversión y el sufrimiento interior ante un contexto donde la manifestación de sentimientos y emociones se considera incorrecto y donde el suicidio es percibido como una forma decorosa de expiar el fracaso o el desprecio personal insoportables.
Un libro delicado e intenso que he leído con agrado.
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