CONTEXTO SOCIOCULTURAL
DE JUGADORES DE BILLAR
Emi Martí
La novela de José Avello Jugadores de billar está ambientada en la ciudad de Oviedo, principalmente; aunque también constituyen localizaciones secundarias u ocasionales, la ciudad de Gijón y sus alrededores, Madrid e Irlanda. Asistimos a un abanico de lugares reales: calles, plazas, Escuela de Arte, Biblioteca, Facultad de Filosofía, el teatro Campoamor, el Campo de San Francisco …, o evocados como bares, restaurantes, sidrerías, comercios, etc. por donde se mueven e interactúan diariamente sus personajes. Este paisaje urbano se establece como una pauta constante en la vida de todos ellos y muestra el carácter provinciano, con sus ventajas y sus inconvenientes, en las décadas de los 60 a la de los 90.
Viven la noche por los bares de copas de la calle más famosa de la capital asturiana “Mon”, la sidrería Altamirano en la calle del Rosal o la “Melquiades Álvarez” donde se encuentra el restaurante “Cabo Peñas”. El reservado del bar “Mercurio” es el escenario central de reunión de los cuatro amigos, desde la adolescencia, para jugar al billar, o el bar Chipi; escenarios de encuentro de estudiantes, escritores, periodistas y profesores universitarios cuarentones como Álvaro Atienza, profesor de Filosofía y Rodrigo de Almar, profesor de Dibujo, que se reúnen para tomar sus tapas preferidas “tortilla de patata con anchoas”, fumar, beber cerveza, sidra o bebidas alcohólicas varias y consumir otras drogas como la cocaína.
En su época universitaria, como muestra de su rebeldía y su amor por la poesía, editaron una revista que titularon Poetas salvajes que, en el tiempo que duró, motivó tertulias y largas reuniones sobre poesía y otros temas literarios, políticos o medioambientales. Recordemos los cuadernillos de Floro repletos de anotaciones que reflejaban sus sensaciones, ideas o valoraciones sobre aquello que le llamaba la atención y que, después, serían la motivación de su futura gran novela. También, a Arbeyo, que había militado en distintos partidos de izquierdas y fundador de un grupo ecologista “Ecoconceyu”.
Hay muestras continuas de la formación intelectual y literaria de todos los personajes a lo largo de la novela, tanto durante su formación de estudiantes como ejerciendo su oficio. Por ejemplo, Adelina Valle se pasea por la facultad de Filosofía con el Guzmán de Alfarache debajo del brazo. En las tertulias todos citaban a Cavafis, Eliot, Borges o Neruda. En distintas conversaciones se cita o se alude a filósofos como Nietzsche, Bacon o los presocráticos. Acuden a las clases del profesor y filósofo Gustavo Bueno. Álvaro Atienza, refiriéndose a su deformación, menciona al personaje Marianela de la novela homónima de B. Pérez Galdós o a Cyrano de Bergerac.
Asimismo, abundan las menciones cinematográficas, tanto de títulos de películas (Blade Runner, El buscavidas) como de actores de Hollywood (Harrison Ford, Tom Cruise, Paul Newman, Gary Cooper, Bogart, Clark Gable…). Además, se nombra a Walt Disney por sus parámetros estéticos.
Los cuatro chicos protagonistas y la mayoría de sus otras amistades son miembros de la clase media o, incluso alta, de la sociedad. Se dedican a la docencia o a la literatura, en mayor o menor grado. Incluso, algunos viven a expensas de su familia rica, propietarias de fábricas y empresas, los Almar o los Atienza; Floro, que se dedica a “escribir”, vive a costa de su madre que posee una zapatería. El cuarto personaje se dice que se dedica a la traducción. Mari la Gorda es profesora universitaria de Matemáticas. Todos ellos viven en pisos o apartamentos grandes en las calles más céntricas de Oviedo o en la mansión familiar situada junto a su fábrica. Conducen motos Norton o Kawasaki y beben vino de añadas carísimas de Vega Sicilia. Como contrapunto está Arbeyo, periodista, pero de ascendencia humilde ya que procede de una familia de campesinos de provincia.
Arbeyo representa al militante, más o menos fanático, que ha ido cambiando de partido de izquierdas hasta llegar al Partido Socialista. Con el procedimiento de la retrospección, la trama principal se despliega en una subtrama que nos revela las raíces criminales de ciertas fortunas reunidas por algunos vencedores de la Guerra Civil, falangistas sin escrúpulos, como los padres de A. Atienza y R. de Almar.
A destacar, también, de qué manera queda plasmada en la novela la revolución tecnológica. A veces, de forma humorística, como cuando la dueña del bar de enfrente de la Escuela de Arte insiste, muchas veces, en calentar la comida con el microondas por el sólo hecho de su novedad. La utilización de los teléfonos móviles por parte de un grupo social adinerado o del mundo empresarial. Además de las cámaras fotográficas, las diapositivas y los ordenadores con todas sus aplicaciones, tal y como despliega Álvaro Atienza en su asedio a Verónica Galindo.
Para finalizar, nos situamos a finales de la década de los 90 y nos centramos en una nueva generación, los nuevos personajes que frecuentan el reservado del bar Mercurio. Aparecen nuevas formas. Tienen una nueva estética en la vestimenta: chupa de cuero, ropa y botas de color negro, con cadenas colgando… Vociferan, hablan con palabrotas y groserías constantemente; pero, sobre todo, JUEGAN MUY MAL AL BILLAR.
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