EL PAPEL DE LA MUJER EN LA NOVELA JUGADORES DE BILLAR
Santi Bláquez García
José Avello, el autor, ha retratado los avances en igualdad conseguidos por la mujer en la época en la que transcurre la novela. Pese a toda la presión ejercida por la sociedad patriarcal y por la moral imperante durante el franquismo, cada vez más mujeres de esta generación, estudian, trabajan y se liberan. También otras de más edad como Teresa Atienza y Adelina del Valle consiguen desprenderse de la moral puritana en la que se habían criado. Teresa vive una relación sexual, por decisión propia, con el joven Tahal. Adelina la vivirá con Floro.
En la velada del 5 de noviembre Teresa Atienza confiesa: "he pasado mi vida en la clandestinidad. Adelina del valle: "yo también ". Más tarde, en el camino de vuelta a casa, confiesa a Floro: "toda mi vida he estado ciega". Las dos toman conciencia del engaño que han supuesto sus vidas, las han vivido siguiendo unas normas sociales caducas y de acuerdo a lo que las familias esperaban de ellas.
El personaje de Álvaro y su relación con Verónica Galindo
Conocemos, con todo lujo de detalles, el acoso que sufre Verónica Galindo por parte de Álvaro Atienza, hasta convertir el cuerpo de la joven en su obsesión.
Álvaro había rehuido, durante toda su vida, las manifestaciones afectivas y había vivido ocultando su afectividad, lo mismo que su cuerpo: “Creció pensando que hasta su madre le tenía miedo, de pequeño debía más atención a su tren eléctrico que a las personas, utilizó los juguetes para que los amigos fuesen a jugar con él”.
Odiaba las películas y novelas con tintes románticos, pues donde otros veían amor él veía esclavitud. En la universidad se convirtió en el líder oscuro de Poetas salvajes.
Descubrió a la joven, a través de su risa, un día saliendo de la Escuela de Arte. Piensa: “¿Cómo es posible concebir la plenitud de un sentimiento que jamás has tenido, comprender en otro la alegría que jamás se ha experimentado?”
“A Álvaro le invade una sensación de plenitud corporal, como si se transformase de un cuerpo enclenque en un cuerpo de atleta, esto le solía pasar ante el peligro. Le gustaba pensar que tenía ideas y no sueños y que él era el sujeto de su acción mental, pero ahora las ideas le controlaban a él. Se da en Álvaro una transformación, igual que un bailarín donde cada movimiento responde a la inercia del anterior, al ritmo de la música, una música que no cesa.”
“El jueves por la tarde vuelve al mismo lugar donde la había visto la primera vez. Lo hizo con todo sigilo, el miedo y devoción que se supone a los asesinos cuando regresan al lugar del crimen, incapaces de resistir su fascinación.
Era consciente de lo grave de su conducta casi patológica, sentía vergüenza, pero no cambió nada su comportamiento.”
Empieza a perseguir a Verónica con la máquina fotográfica, después con la cámara de video. Lleva a cabo una persecución por la ciudad, le hace infinidad de fotos, diseccionando su cuerpo en imágenes hasta convertirla en un puro objeto sexual. En este trabajo le ayuda Tahal, el fiel empleado, sin hacer preguntas. Álvaro le comenta a Rodrigo algo sobre la alumna y éste le pone nombre, que hasta ahora no tenía: Verónica.
El cuerpo de Verónica
“Primero fue la risa, más tarde el rostro, después los ojos, aquellos ojos bonitos, hasta el día que el viento le levantó la falda y pudo grabar su cuerpo. En este momento él es consciente que ella tiene cuerpo.”
Es como si hasta ahora hubiese habido una relación más mística o platónica, solo interesado por la belleza y no por el cuerpo y su dimensión sexual.
“Álvaro intenta engañar al sueño y al amor...Verónica sería suya, no reparaba en lo ridículo de la frase hacerla suya, ella ya no era nadie, solo la imagen que tanto había manipulado. La imagen carece de voluntad propia, está quieta, al alcance de la mano.
A medida que aumenta la obsesión de Álvaro por la joven, éste siente pena de sí mismo, nadie le mirará a él como él mira a Verónica.
Borja Molina le confiesa a Álvaro lo que sintió el día que descubrió que su madre tenía cuerpo, cuando la vio en una relación sexual con un amigo de su padre. Resulta curiosa su reacción: ir a buscar la cámara de fotos con el fin de tener un material para chantajearles. De nuevo un hombre utilizando la imagen del cuerpo de una mujer para su beneficio.
Verónica es utilizada por Álvaro para satisfacer su obsesión, y por Borja Molina como moneda de cambio para manipular y convencer a Álvaro y que pase a formar parte de sus sucios negocios.
Verónica empieza a trabajar en casa de Álvaro y descubre las fotos. Está obsesionada con la habitación de BARBA AZUL, la de Álvaro, y no puede concentrarse en el trabajo. Él lo descubre y chatean a través del ordenador. Álvaro no quiere que Verónica le vea, tiene miedo de que su físico le provoque asco. Más tarde la historia toma otro giro. Verónica decide ir más allá, rompe con el cuarto jugador, el narrador, e inicia una relación afectivo-sexual con Álvaro.
Adelina del Valle
Adelina le cuenta a Floro la violación sufrida por el tío Álvaro y la posterior etapa de maltrato y humillaciones a las que fue sometida. También le describe el desenlace de ese sometimiento y la muerte del acosador bajo las ruedas del tranvía: "solo sintió frio un gran frío en el corazón, no miedo, ni arrepentimiento, sino frío, un frío helador". Ya conocíamos la violencia de tío Álvaro en su etapa de falangista, pero este punto sorprende a una mayoría de lectores, que no se lo esperan.
El maltrato continuado siempre tiene el mismo patrón: es ejercido por alguien próximo a la víctima, por una persona de su entorno, pero, sobre todo, por alguien que encarna una figura paternal, protectora, simpática, en este caso un soltero codiciado por las mujeres, pero cuya brutalidad no tiene límites.
Más tarde, Adelina del Valle y Floro consiguen vivir su historia de amor. Adelina es mayor que Floro. Ella le confiesa que ya ha tenido su última menstruación con la conciencia de que ha pasado su tiempo y de alguna forma ambos lo han perdido. Floro busca las palabras adecuadas de consuelo, no las encuentra y solo consigue articular: Adelina, te quiero.Ella le abrazó y los dos se echaron a llorar.
Carmina ha vivido su liberación en la universidad, siempre con Arbeyo, y le ha acompañado en su cambiante militancia política. Ella también se libera de esa rígida fase ideológica, de todo un mundo de certezas y autoritarismo usado por Arbeyo, al conocer a Borja Molina con quien llega a casarse.
La actitud de Arbeyo, cuando se entera de que Carmina tiene un amante, cambia, se destapa y vemos que lo que casi parecía una pareja perfecta, no lo era en absoluto. Cuando están volviendo de su viaje y pasan la noche en un hotel lúgubre, se respira una total incomunicación. Manolo llora...en Carmina se despierta un sentimiento de ternura, piensa: “ha sido mi marido durante mucho tiempo, una persona a la que aún quiero”. Se siente culpable, le acaricia y él, por su parte, convierte el momento en un encuentro sexual, en una violación. Para él, el uso de la fuerza es la forma de mostrar su pasión, para ella un acto de humillación.
Mari la Gorda es otro personaje femenino. Liberada y profesora universitaria, estuvo casada con Vicente el ciclista y terminará conviviendo con el narrador. Se puede definir como la "hospitalidad hecha mujer".
Dorita es dependienta de la zapatería. La conocemos como una mujer liberada sexualmente y monotemática. Con Floro solo habla de sexo y sobre la cantidad y variedad de orgasmos femeninos. Llegan a tener un par de encuentros sexuales en la trastienda de la zapatería.
Con este tratamiento a los personajes femeninos, el autor muestra un acto de redimir a las mujeres y darles un papel activo en busca de su libertad y lugar en el mundo.
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